En noviembre de 2023 publiqué “Ahora arde Dublín y mañana arderá Europa toda”, apoyando el alzamiento en Dublín contra la violencia criminal del fascismo musulmán, que hizo vibrar épicamente a la capital de Irlanda con la movilización popular más importante del último cuarto de siglo. Unos meses después, en agosto de 2024, numerosas ciudades inglesas, quizá dos docenas de ellas, han conocido una situación análoga pero más intensa y combativa[1]. El Estado inglés está espantado, lo mismo que la gran patronal capitalista.
Han sido 11 días que han cambiado a Europa.
Los detenidos, hasta el momento, son unos 1.500, con cientos de heridos y un muerto por disparos de la policía. Más de 600 manifestantes están siendo condenados a penas de cárcel de hasta 3 años, incluidos niños de 12 años. Docenas de personas sufren apaleamientos y torturas en las comisarías. Bandas de musulmanes armados están colaborando con la policía como fuerzas parapoliciales, dando palizas y efectuando detenciones. Se ha impuesto una censura aún más rígida en las redes sociales. Varias personas sufren condenas a largas penas de cárcel por “delitos de opinión”, al dar apoyo verbal a los movilizados.
El gobierno izquierdista, echando espuma por la boca de furor, amenaza a los manifestantes con todo tipo de medidas represivas, los calumnia tildándolos de “extrema derecha”, y anuncia aún más violencia policial, más uso de parapoliciales musulmanes, más censura en las redes sociales y más limitaciones a las libertades individuales y colectivas, de expresión, de manifestación y otras. El gobierno inglés avanza por la senda de su fascistización de la mano del clero islámico[2].
La Unión Europea y los Estados que la forman, entre ellos el español, están realizando el proyecto de Hitler de islamizar Europa. Dijo que lo haría cuando ganase la guerra, y ahora lo están haciendo sus sucesores y continuadores, “demócratas” y tal…
El Estado inglés sabe que lo sucedido es sólo el principio y que, con entre 600 y 1.000 presos políticos AA (Antifascistas Antiislam) en las cárceles[3], por resistir al racismo antiblanco[4] y al fascismo musulmán, el futuro se le pone difícil, y que la siguiente oleada de luchas callejeras puede llegar hasta la insurrección.
Interesante ha sido, además de las manifestaciones ante mezquitas parapoliciales, el hacer circular listas de oenegés, bufetes de abogados, periodistas pro emigración y colectivos buenistas que se están enriqueciendo prodigiosamente gracias a la “industria inmigracionista”. Ante tales centros operativos del genocidio europeo se han producido manifestaciones y protestas, algunas muy enérgicas.
¿Qué conclusiones podemos extraer?
- Los pueblos europeos están despertando, de modo que el problema de la emigración, sobre todo el del islam, es ya central en la conciencia popular europea.
- La izquierda inmigracionista y neonegrera, racista antiblanca y pro fascismo islámico, estatal y procapitalista, está en retirada en todos los países, en algunos incluso en bancarrota. Y lo va a estar mucho más. Con este asunto se está suicidando políticamente…
- El islam está ya a la defensiva, en toda Europa y en casi todo el mundo, lleno de temor ante lo que se le está viniendo encima, una vez que el AA (Antifascismo Antiislam), o AAA (Activismo Antifascista y Antiislam) crece y crece[5]. Sembró vientos y está recogiendo tempestades, que lo van a destruir.
- El movimiento se está haciendo de ámbito europeo, lo que sienta las bases de un próximo despertar de los pueblos europeos en defensa de su cultura, sus valores y su historia, contra el fascismo del siglo XXI, el conglomerado estatal, progresista, izquierdista, capitalista y musulmán.
- Es cierto que la extrema derecha está intentando sacar réditos de una acción popular masiva que, en lo principal, es espontánea y sin ideología. Hay que expulsarla, denunciándola y echándola de las manifestaciones contra la emigración, así como de las concentraciones ante mezquitas y centros de acogida de emigrantes. De todas partes. Hay que hundirla para siempre.
Mi libro, en pdf, “No a la emigración”, establece los fundamentos de la oposición revolucionaria, antiestatal, anticapitalista y antifascista, a la emigración, pero no fija con precisión los objetivos estratégicos y tácticos en esta materia, lo que es tarea actual y urgente del movimiento RI (Revolución Integral). Mientras eso se efectúa, me atrevo a fijar algunas ideas tácticas.
Hay que dirigir la punta del ataque contra el clero musulmán, no contra los emigrantes de filas, a los que hay que atraer, convencer y ganar.
Exigir que se publique el pacto secreto entre el gobierno de Bruselas, el clero islámico afincado en Europa y las monarquías petroleras, en especial Arabia de los Saud, para islamizar/fascistizar Europa.
El islam no puede soportar la verdad sobre él mismo, ésta lo destruye y aniquila. La verdad sobre su pasado, que chorrea sangre, y la verdad sobre su presente, ídem de ídem. El mito de al Andalus, inicialmente falangista, jonsista, franquista y neonazi, luego hecho suyo por la izquierda y el feminismo neomachista, prácticamente ha desaparecido, demolido por los acontecimientos y por la historiografía seria.
Hay que denunciar a toda la extrema derecha, a los neofascistas y neonazis, por su hipocresía y sus embustes. Vayamos a los hechos, ¿qué está haciendo la fascista Giorgia Meloni como presidenta del gobierno italiano contra la emigración y el islam? Nada, y nunca va a hacer nada en contra, pues es una discípula fervorosa de Mussolini, que fue declarado por el clero islámico norteafricano “Espada del Islam”, es decir, protector del islam[6].
Porque en el terreno de la política fascismo e islam coinciden plenamente. Totalmente.
Y, ¿por qué va actuar Trump contra la emigración si él mismo es un capitalista multimillonario que necesita la mano de obra emigrante para incrementar su cuenta de beneficios? Por eso no hizo nada cuando fue presidente de EEUU, al contrario, con él entraron en el país más emigrantes que nunca. Respecto al islam tampoco, nada, pues en tanto que multimillonario está ligado a empresas como la Aramco saudí, la mayor compañía capitalista del planeta, a través de las redes de los grandes fondos de inversión en los que está integrado ese cavernícola, embustero y fullero multimillonario yanqui.
Dicho sea de paso, no es posible ser anticapitalista y pro islam.
La extrema derecha es tan antiinmigración como la izquierda es anticapitalista…
Hay que confiar en el pueblo, en los pueblos europeos, no en los políticos, menos aún en esa patulea siniestra de neofascistas y neonazis. En la capacidad de la gente de la calle para lograr el renacimiento de Europa, de una Europa sin fascismos ni clericalismo ni Estados criminales ni grancapitalismo ni emigración destinada a realizar la sustitución étnica y forzar la limpieza racial, reduciendo a los pueblos europeos a minorías perseguidas y despojadas de sus bienes. A gente extranjera en su propio país.
No olvidar la solidaridad con los presos políticos AA y AAA ingleses. Apoyémosles con los medios y recursos a nuestro alcance.
Y, finalmente, amigos y amigas, no olvidéis que la victoria final de los pueblos europeos demanda tener hijos, formar familias.
También; si tú, amigo lector/amiga lectora, quieres sumarte a esta epopeya magnífica, la de salvar y hacer renacer a Europa, súmate a la RI, vente con nosotros. Tenemos un puesto de acción y combate para ti.
[1] También por razones económicas. Cuando hasta un tercio de los trabajadores europeos malviven con unos ingresos menores de 1.000 euros al mes, muchos emigrantes musulmanes reciben de los diversos Estados en torno a 4.500 euros, sin trabajar, para que tengan muchos hijos y desplacen étnicamente a los nativos europeos… Eso sin contar el desplome de los servicios sanitarios y otros por la avalancha de emigrantes, de manera que en Inglaterra es casi imposible lograr una cita médica en el servicio estatal de salud. Si en 2023 llegaron al país 850.00 emigrantes, este año se espera que superen el millón, el 98% legales.
[2] La parcialidad del Estado y el gobierno inglés hacia el fascismo musulmán ha sido y es tan evidente, tan descarada, que ha provocados críticas incluso de personas con mucho poder, gente del interior del sistema, por ponerse tan en evidencia.
[3] La policía continúa visionando videos y deteniendo en sus casas a quienes aparecen en ellos, a los que apaliza y encarcela sin más, de modo que se teme que lleguen a mil los condenados a años de cárcel. La tortura policial se ha así hecho habitual en Inglaterra.
[4] Todo empezó cuando un hijo de emigrantes, probablemente musulmán, de raza negra, acuchilló a un grupo de niños y niñas blancos, menores de diez años, matando a tres y dejado malheridos a media docena más. Tales son las consecuencias del racismo antiblanco, que promueve y exaltan todos los días la izquierda procapitalista islamizada, la intelectualidad cocainómana y el progresismo adorador del Estado. El asesino los mató por el color de su piel, porque eran blancos…
[5] Hasta hace muy poco quienes ejercían la libertad de criticar y disentir conta el islam, eran tachados biliosamente de “islamófobos” por los medios de comunicación del capitalismo. Ahora, éstos se ven forzados a usar la expresión “activistas anti islam”, bastante más respetuoso. No hace fata decir que tras ello hay muchísimo más que un simple giro semántico… Se necesitan miles, cientos de miles activistas anti islam en Europa. O sea, AAA (Activistas Antifascistas y Anti islam).
[6] Del mismo modo, si el general Franco ganó la guerra civil gracias a los 100.000 soldados musulmanes que le proporcionó el clero islámico norteafricano, ¿Cómo van a ser anti islam los franquistas actuales, los neofalangistas y demás escoria? Lo son, en efecto, pero sólo demagógicamente, de boquilla, para engañar a las gentes y destruir el movimiento popular revolucionario, realizando luego la islamización/fascistización de España. Hoy, la izquierda ha hecho suyo el pro islamismo del fascismo español, pasando a defender las ideas perversas y embusteras de franquistas y falangistas al respecto. El caso de Ignacio Olagüe (1903-1974) pone todo esto en claro. Es autor de “La revolución islámica en Occidente”, libro acaloradamente pro-islam, que aplica al caso español los argumentos de Hitler sobre la excelencia y maravillas de esta pseudo-religión. Dicho sujeto fue fundador de las JONS en 1931 y luego se integró con ellas en Falange Española, en 1934, siendo hasta su fallecimiento un franquista vehemente, de camisa azul y pistolón. Las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista) fueron el grupo más agresivo y violento del fascismo español, seguidor de los nazis alemanes. El libro citado, un truño sin calidad ninguna en lo historiográfico y penosamente escrito, ha sido editado varias veces en el último cuarto de siglo por editoriales de la izquierda, incluida una adscrita a la Junta de Andalucía cuando ésta estuvo en poder de la izquierda andalucista. Por ello, toda la izquierda española repite hoy las tesis nazis de Olagüe sobre el islam y al Andalus. Que este libro, y algún otro panfleto suyo, como el patético “Los árabes nunca invadieron España”, un embuste desde la primera a la última palabra, hayan sido refutados al completo por los historiadores competentes, no apaga el ardor pro islam de la izquierda española.