EL YOGA EN LA PICOTA
Arrecian las críticas y denuncias contra el yoga. Tanto que una de sus adheridas más exaltada ha tenido que publicar, a la desesperada, un libro que, con apariencia de denostarlo, en realidad lo defiende. Se trata de “El yoga, el nuevo espíritu del capitalismo”, de Zineb Fahsi. En él se hacen afirmaciones de una aparente radicalidad, como que “la promesa de liberación que vende (el yoga) es un engaño”. Eso es verdad, pero es una verdad menor en relación con lo que es sustantivamente el yoga, una de las mayores agresiones a las mujeres, a la libertad, a la moralidad y a la verdad que ha conocido Occidente en el siglo XX.
El yoga es una maldad enorme, mero fascismo y misoginia orientalista, destinado a crear un orden político totalitario y neopatriarcal en Europa, sobre la base de la aniquilación de las capacidades reflexivas, volitivas, emotivas, eróticas y relacionales de las mujeres. Resulta ser, por tanto, una trampa para mujeres, un modo de atraerlas a la apología del despotismo oriental, contra la libertad, la democracia directa, el comunal, el final de todas las formas de sexismo y la revolución integral.
Ha sido una de los más letales hallazgos de la contracultura, fabricada en las cloacas del imperialismo yanqui para mantenerse como gran potencia dominante y explotadora. Ahora se está desmoronando, porque la observación de sus letalidades y perversidades aporta ya un sinfín de argumentos. Ha hecho tanto daño, y éste es tan visible que ha tenido que salir esa individua, la citada, a dar la cara por él, de manera hipócrita y retorcida, esto es, de una forma propia y especifica del yoga, ese compendio de mentiras y fullerías.
Amiga, ha llegado el momento de que te unas a la denuncia del yoga y de las marimandis inmorales, neomachistas y liberticidas que ejercen de jefazas del invento. En mi “Manual para una revolución integral comunal” puedes encontrar más argumentos para la denuncia.
EL COLAPSO DEMOGRÁFICO O EL GENOCIDIO FEMINISTA
Se cierran colegios e institutos de enseñanza media, nos aproximamos a la situación de nacimientos cero, la economía se tambalea, pronto no habrá quien ejerza un sinnúmero de oficios y profesiones imprescindibles, en casas donde no hace tanto vivían 10 personas hoy lo hace una, y además anciana, no hay apenas gente joven, los servicios sanitarios están colapsados por la elevada edad media de la población… En suma, el futuro de la humanidad está, por primera vez, en un peligro muy cierto y muy real.
Tales son los preocupantes efectos del genocidio feminista, de su programa de enfrentamiento a ultranza entre varones y mujeres, de su sexismo maniático y agresivo, de su locura y perfidia.
Cientos de millones de personas van a tener pronto una vida trágica y una muerte espantosa debido a la “guerra de los sexos”, implementada por el capitalismo y el Estado valiéndose del feminismo. Cuando se vayan agotando las reservas mundiales de mano de obra, cuando la humanidad sea, sobre todo, una gran multitud de ancianos y ancianas desamparadas, que no tienen nadie tras de sí porque carecen de continuidad generacional, entonces se podrá percibir mejor la gran maldad del feminismo, perpetrador del mayor genocidio de la historia.
A las genocidas hay que demandarles responsabilidades, no sólo políticas, ideológicas y morales, también jurídicas. Tienen que ser arrestadas, despojadas de sus bienes (que provienen de las enormes sumas monetarias que han recibido de los poderes constituidos por sus “servicios”), encarceladas y juzgadas, por una larga relación de crímenes contra la humanidad y genocidio. Puesto que a las mujeres que trabajaron con los nazis, unas 40.000, como policías, torturadoras y asesinas, se las juzgó en Nuremberg en 1945-1947, a las nuevas nazis feministas, o feminazis, se las ha de juzgar también. Esto es indudable. Hay que ir elaborando las listas de tales enemigas encarnizadas del género humano para encarcelarlas y hacerlas compadecer ante la justicia popular.
Cuando se den las condiciones así se hará. No pueden quedar impunes.
CONTRA EL ORGASMISMO, CONTRA WILHEM REICH
Por asombroso que parezca, sigue habiendo gente que se toma en serio el libro “La función del orgasmo”, editado en 1927, de W. Reich. Es más, incluso lo considera “subversivo”, a pesar de que es el fundamento de la sexología oficial, ortodoxa, estatal y capitalista, contemporánea. Una sexología castradora, antierótica, contranatalista, enemiga del amor y aburrida, falta de fundamento y verdad, que ha contribuido poderosamente al invierno demográfico en curso, para algunos el final mismo de la especie humana.
Una sexología que está centrada en la pornografía y la masturbación, creadoras de mujeres polifrígidas y de varones inapetentes, que ha hecho que la actividad sexual no inmoral y no enfermante (lo es el terceto pornografía, masturbación, prostitución) haya caído a un nivel tan bajo que dicho colapso carece de precedentes. Así es, el sexo orgásmico reichiano, esto es, hedonista, placerista y pretendidamente maravilloso, ha tenido como consecuencia práctica una retirada masiva de las mujeres y de los hombres de la actividad amatoria natural. Se comprende, pues aquél es una porquería tediosa y simplona.
Reich fue un marxista que no entendía nada de sexo, nada de nada. Esta radical ignorancia se pone de manifiesto en su libro más conocido, el antecitado. Su objetivo al escribirlo era de tipo politicista, ruin y deleznable, ganar a la juventud para el partido comunista de su país ofreciéndola una utopía sexual promiscua y chabacana inventada por él sobre la marcha, tomando unas cuantas ideas de Freud y poco más. La obra mentada es oscura, plúmbea y charlatanesca.
Cuando deja a un lado la máscara de pedante intelectualismo con que se presenta ante el público, como sucede en el libelo “La lucha sexual de los jóvenes”, de 1932, la simplicidad de sus ideas se hace evidente. Reich, como todos los marxistas, es un charlatán caradura que nada sabe de los temas que trata…
Realiza una separación sistémica entre el sexo y el amor, así como entre el sexo y la reproducción, eliminando el erotismo y teorizando un simplismo destructivo, pues todo se reduce al orgasmo, a “alcanzar el orgasmo”. Con ello, el sexo natural y auténtico desaparece y la gente hastiada y estragada por tales boberías rudimentarias, se hace desexuada o se encamina a la masturbación pornográfica, que, al fin y al cabo, proporciona orgasmos, eso sí, orgasmos enfermantes.
Sus teorías sobre el “orgón” se sitúa dentro de las supersticiones y timos en boga, hoy promovidas por la secta de sus seguidores[1]. Como desde las alturas del poder, Reich es promocionado y defendido, tendremos que seguir la lucha contra sus formulaciones.
Amiga, amigo, únete a esta intervención para salvar el sexo, el erotismo y el amor, y para lograr que la humanidad tenga futuro. Para conseguir que la actividad erótica proporcione el enriquecimiento integral de la persona que les es inherente. Para alcanzar que remonte el número de nacimientos y que la humanidad sobreviva. En mi libro “Erótica creadora de vida” hay un estudio más extenso y pormenorizado de estas materias.
[1] Estos pretenden que Reich fue perseguido en EEUU por sus ideas, dado que son “subversivas”. Pero aquél apoyó el modo de vida estadounidense, el orden estatal y el capitalismo con entusiasmo. Ciertamente, su “acumulador de energía orgásmica” es un timo, esa supuesta caja que concentra la pretendida energía orgónica. La naturaleza comercialmente estafadora del artefacto fue lo que hizo que fuera encarcelado…