Hay libros maravillosos, porque aclaran tantas cuestiones que al leerlos se siente una euforia y exaltación casi ilimitadas, al ver exponer la verdad con valentía, frente a la mentira institucional. Uno de éstos es “El colonialismo español en Marruecos”, Miguel Martín, Ruedo Ibérico 1973, obra que ha pasado desapercibida, probablemente porque ha sido silenciada desde la todopoderosa máquina de propaganda y manipulación mental de la izquierda, PSOE, IU, ERC y otros.
En esencia, es un estudio imparcial del colonialismo español en Marruecos, que por eso mismo se convierte en la más formidable denuncia de aquél, que es lo que su autor pretende.
El compromiso con la verdad de Martín no se detiene ante nada. Por ejemplo, al estudiar el periodo del Frente Popular, en 1936, apunta que fue tan colonialista como los gobiernos de la derecha, “Largo Caballero (PSOE) y Dolores Ibárruri (PCE) eran los continuadores de la política colonial de… Alfonso XIII y Primo de Rivera”.
Muy bien. Pero la cosa es más grave. Informa de que el PSOE y PCE ¡no admitían en sus filas a los trabajadores norteafricanos! Sencillamente, los consideraban inferiores racialmente y no querían mezclarse con ellos.
Entrando en la cuestión del racismo, Martín señala como documento racista de manera zafia y brutal a un Manifiesto del Comité Central del PCE de 18-8-1936, en el que los mercenarios musulmanes a las órdenes de Franco, los “moros”, son atacados con epítetos raciales muy odiosos. Por ejemplo se les etiqueta de “los hombres de más bestiales instintos”, en vez de denunciar su presencia armada al lado del fascismo español en términos políticos y, sobre todo, religiosos, pues fueron los clérigos islamistas norteafricanos los que proporcionaron a Franco 100.000 soldados mercenarios de infantería, decisivos para ganar la guerra.
Pero quien más se ensañó contra las gentes del norte de África en sus componentes racistas fue la jefa del PCE Dolores Ibárruri. Basta leer el libro que recopila sus discursos, “En la lucha”, para sentirse asqueado por su furor racista. Por ejemplo, tilda a las tropas musulmanas de Franco de “morisma salvaje, borracha de sensualidad”. Ciertamente, los soldados islámicos franquistas hicieron cosas muy horribles, violando a una enorme cantidad de mujeres y asesinando a muchos prisioneros de guerra republicanos, además de contribuir poderosamente a la victoria del fascismo español, pero eso se ha de denunciar en términos políticos y religiosos, no con soflamas racistas.
Lo más gracioso es que ahora la izquierda, el PSOE e IU (nueva marca electoral del PCE), los mismos que antaño estaban tan preocupados por su pureza racial que no querían que los trabajadores “moros” formaran parte de sus partidos y sindicatos, se han convertido en devotos del “antirracismo”.
Con igual fanatismo que en el pasado manifestaron en la práctica del racismo ahora imponen el “antirracismo”, conminando a los demás a, pongamos por caso, hacerse “multiculturales”, practicar “el mestizaje” (obvio atentado a la libertad sexual de las personas, en particular de las mujeres, a las que se conmina a mantener relaciones sexuales con gentes de otras razas, para no ser “racistas”) y dar a los inmigrantes el tratamiento más paternalista posible, como sujetos imaginarios de derechos sin deberes. El paternalismo es lo más humillante, degradante y… racista de nuevo tipo que se pueda imaginar, y la izquierda lo predica y practica con fruición.
La izquierda, en tanto que instrumento esencial del capitalismo que es, y como expresión del dominio político e ideológico del capital sobre las clases trabajadoras, siempre ha sido, es y será racista. Lo que cambia en ella es la forma del racismo, no su esencia.
Ayer fue el racismo pro-blanco, hoy el racismo pro-negro. Antaño la raza blanca era explícitamente “superior”, hoy la raza negra es implícitamente “superior”. Al ser mera correa de transmisión de los intereses fundamentales del gran capital y el ente estatal la izquierda practica en cada época el tipo de racismo que interesa a sus muy poderosos mandantes, las fuerzas económicas (capitalismo) y políticas (Estado) que la subvenciona. Lo que nunca logra ni logrará es estar libre de racismo, juzgar a las personas por sus actos, no por el color de su piel, sin condenar a nadie ni tampoco proporcionar a nadie privilegios porque tenga esta o la otra epidermis.
Toda la política sobre la inmigración y el racismo de las ONGs (por lo general instrumentos para el lucro de la izquierda) es racista de nuevo tipo, racista repulsiva. Racista como la del PSOE y PCE en Marruecos en tiempos de la colonia, aunque adoptando otras formas. Las ONGs son el Estado y el capitalismo, que es quien las subvenciona, mantiene y dirige. Su denigración de la raza blanca para exaltar a otras razas, en particular a la negra, es su nueva forma de racismo.
Por eso vamos a poner a prueba a los “antirracistas”, para mostrar que jamás dejarán de ser racistas: el día que sean capaces de considerar tan críticamente a los no-europeos como a los europeos, a los negros como a los blancos, y se atrevan a criticar a las gentes de otra raza y de otra cultura tanto, de la misma forma y al mismo nivel como critican a la raza blanca y a la cultura occidental se habrán curado de racismo pues habrán aprendido a tratar a todos los seres humanos por igual.
Si no critican es que son racistas.
Nunca lo harán. Seguirán donde estaban en los años 30 del siglo pasado, en el racismo más repulsivo. Su inflamada adhesión al capitalismo so pretexto de ser “anticapitalistas” les convierte en racistas. Y además seguirán tachando de “racistas” a quienes se oponen al racismo en todas sus formas. Ellos y ellas son así, aunque cada día son menos, y menos influyentes, porque su tiempo ya ha pasado.
Nota: Los comentarios podrán ser eliminados según nuestros criterios de moderación.
Según el contenido del artículo, cualquier opinión discrepante con él debería ser tratada como racista, y en consecuencia eliminado,(según los criterios de moderación del blog). Supongo que se deberá a eso el que, un artículo tan subrealista, no tenga ningún comentario.
No obstante, como sigo a Félix precisamente por esa carga subrealista(en su sentido etimológico) de todos sus trabajos y opiniones, no he podido resistirme a opinar sobre el artículo, aunque quede entre nosotros.
No creo que haya pasado eso que dices sobre la eliminación de "cualquier opinión discrepante".
Dices que es muy surrealista el artículo, pero ¿podrías basar lo que dices en algún argumento?
¡Viva la Libertad de Expresión! y ¡Viva la IIIª República!
¿Surrealista? Pues sí, surrealista es que el feminismo y la izquierda se rasgue las vestiduras por las orgías (que no "abusos") de las fiestas de San Fermín, y que ese mismo feminismo e izquierda miren para otro lado, y callen ante las violaciones en grupo que tienen lugar en el País Vasco, y por la única razón de que dichas violaciones y agresiones homófobas son protagonizadas por jovenes magrebíes residentes en centros de acogida.