Extensas áreas del País Valenciano y otros territorios han quedado devastadas, con unas pérdidas económicas descomunales y unas 200 personas fallecidas.
Las precipitaciones hiper torrenciales caídas llegan después de una sequía inclemente y larga, con periodos dilatados de muy altas temperaturas, vendavales erosionantes y otras calamidades climáticas.
Las tierras de cultivo están perdiendo aceleradamente su fertilidad, por la intensa erosión hídrica que ocasionan los desbordamientos, lo que produce mengua en las cosechas. Los daños y costes sumados de las sequías, las riadas y la erosión de los suelos agrícolas son descomunales, y seguirán aumentando. Ello está sucediendo también en los demás países europeos (Grecia, Austria, Alemania, etc.) y en todo el mundo.
Es la estructura misma de la agricultura grancapitalista de mercado-Estado la que origina tales males, al imponer el sistema de grandes ciudades y propiciar una deforestación colosal, que ha dejado practicamente sin bosques auténticos a la península ibérica, a la vez que la ha llenado de plantaciones forestales de pinos, eucaliptos y chopos, los pseudo-bosques.
Son los bosques y los árboles quienes regulan el clima y el ciclo del agua en todo el planeta.
Pero la situación actual no sólo no puede ser resuelta bajo el grancapitalismo y el ávido ente estatal, deseoso de más ingresos fiscales, sino que va a agravarse a medida que el uno y el otro demanden coercitivamente más dinero a la gente. Así pues, tendremos más y más desastres y cada vez más graves.
Esto pone también en evidencia a quienes creen en el sistema. Tales dicen que todos los problemas tienen solución bajo él y desde él. Basta con tomar tales o cuales medidas salvíficas de tipo “reformador”, y con votar a tales o cuales politiquillos y partidos. Su verborrea es infinita.
El sistema se encamina hacia su autodestrucción, y la respuesta realista es la revolución. Va hacia el abismo no sólo por los desastres climáticos y las riadas, sino por un buen número de patologías que le son inherentes y que no pueden ser resueltas por él ni desde él. Los problemas demográficos, los bajos rendimiento del sistema productivo capitalista en su fase actual, el crecimiento aterrador del Estado en todas sus secciones con la consiguiente mengua de las libertades individuales y colectivas, la aniquilación ya total de la cultura popular, los preparativos de guerra contra Rusia-China, la falta de sentido de la existencia y el ascenso en flecha del suicidio juvenil, el consumo universal de drogas “ilegales”, legales (psicofármacos), alcohol y tabaco, la inmoralidad general rampante, la degradación planeada de la persona desde el poder para hacerla más dócil y sumisa, el sistema educativo que vuela -literalmente- el cerebro a niños y jóvenes, la polidegradación de las mujeres por el Estado feminista, la mala salud masiva, física y psíquica, el hedonismo impuesto y tantas otras disfunciones fundamentales.
El conjunto y suma de ellas origina una resultante de caos y catástrofe global en desarrollo. Esto puede contemplarse con pánico o como una realidad a afrontar con serenidad desde lo positivo. En efecto, lo anterior significa que el horripilante sistema de dictadura política y economía instituido se está autodestruyendo, de manera que avanzamos hacia una situación revolucionaria en desarrollo.
En ella tenemos que pensar y para ella hemos de prepararnos.
Para eso trabaja el colectivo RI (Revolución Integral), para aniquilar el poder de las actuales élites en cuanto se den unas condiciones favorables para ello. Con ese fin existimos y par ello hemos editado nuestro programa e ideario, “Bases para una revolución integral”.
Te ruego que lo leas y lo estudies, mejor colectivamente. Si te convence, únete a la RI, vente con nosotros.