Nos lo explicó hace unos días el poeta-filósofo Jorge Riechamm, “debemos saber que los seres humanos somos holobiontes”. Es decir, estamos hechos de seres vivos.
Estamos hechos de seres vivos, somos un fabuloso zoológico donde junto a nuestros 30 millones de células conviven unos cien billones de microorganismos que representan más de un 2% de nuestra masa corporal, uno o dos kilos de nuestro peso total, que no es poco. La flora intestinal, un buen rebaño de bacterias en el estómago que colaboran en la digestión, es bien conocida, pero otros microbios y seres vivos como ácaros nos habitan en los ojos, en la piel y en cualquier otro rincón de nuestro cuerpo. Conocer nuestro contenido es fundamental para tener cuidado del continente. Tiene mucho que ver con las miradas sanitarias holísticas muy diferentes a la superespecialización con la que muchas veces se abordan los desafíos frente a la pérdida de salud.