Fuera de la ciudad, dispuestos generalmente cerca de las calzadas que unían la urbs regia con otras importantes ciudades del reino, se hallaban los monasterios rurales. La mayoría de estos cenobios se habían fundado gracias a la largueza de distintas familias aristocráticas, muchas veces a partir de sus propios feudos familiares, y sin duda a ellos hay que atribuir el mérito de la cristianización del campo y la expansión de las formas culturales visigodas.
El conjunto monástico de Santa María de Melque se encuentra situado a unos 40 kilómetros de Toledo. De los estudios realizados se han podido distinguir hasta tres fases diferentes en la vida inicial del edificio, la primera, como monasterio e iglesia, luego se abandona, y una fase final en que se transforma en un poblado islámico. Su importancia radica en la excepcional conservación de su iglesia que es el único edificio visigodo que ha llegado completo hasta nuestros días.