PROPUESTA A QUIENES ME SIGUEN

  • Categoría de la entrada:Estrategia
  • Publicación de la entrada:11/10/2022

“A la Revolución -escuela de heroísmo, espiritualidad y humanismo- debemos darlo todo”

Martí Ibáñez

Amigas y amigos que leéis mis libros, miráis mis videos, escucháis mis audios, estáis en mis cursos, asistís a mis charlas, os dirigís a mí y dialogáis conmigo:

Mi actividad se centra en promover el movimiento de la Revolución Integral (RI), y de ese deseo quiero ahora tratar. Lo que expongo pretende recoger el espíritu de lo acordado en el VI Encuentro de Revolución Integral, en agosto de 2022.

La situación mundial se ha ido degradando desde la gran crisis económica de 2008-2014. La guerra de Ucrania no es el principio de todo ello, sino un acontecimiento más. El rearme y la militarización global comenzaron hacia 2010, y la ineficiencia básica del capitalismo como modo de producción es un asunto de hace decenios. Las grandes crisis económicas se “resuelven” con guerras planetarias. Quien venza en la actual, el bloque que encabeza EEUU, del que forma parte Europa, hasta ahora dominante, o el que es mandado por China, con Rusia como segundo, que aspira a la hegemonía, será el amo del planeta. Estamos en el inicio de la cuarta guerra mundial[1].

El sistema grancapitalista vigente, sustentado en el trabajo asalariado tecnologizado, mostró en la crisis antecitada su fundamental agotamiento. Por eso, todos los países necesitan arrebatar al adversario mano de obra, territorios y recursos, para lograr por las armas lo que ya no pueden conseguir en la producción. El sistema está fallando en su base económica. Al mismo tiempo, los gastos globales de dominación y el parasitismo por hiper despotismo de todos los Estados, son tan inmensos que están arruinando a los países. Además, el colapso demográfico, provocado por el feminismo neopatriarcal, pronto se manifestará como una catástrofe económica añadida. Si a eso sumamos la multiplicación de los presupuestos bélicos, nos encontramos en una situación económicamente crítica, y cada día más.

A la vez, resulta que todas las potencias imperialistas enfrentadas son seniles, decadentes, incapaces de vencer con prontitud y reorganizar el mundo a continuación. Nos adentramos en una situación de guerra perpetua, decenios de contiendas armadas entre países, cada vez más numerosas, carísimas y crueles, con rearme acelerado global y ejércitos de efectivos colosales.

Lo que esto significa para la gente de a pie en todos los países es grave. Estamos ya en una economía de guerra en desarrollo, con escasez de productos básicos, penuria energética, inflación elevada, salarios descendentes, anuncios de cartillas de racionamiento, impuestos crecientes, amagos de mercado negro, anomalías en el clima por deforestación extrema, escasez de agua, decadencia de la agricultura industrial, aumento en flecha del gasto militar real, avances del Estado policial, epidemias y más iatrogenia, relanzamiento institucional de la extrema derecha y la extrema izquierda, semi quiebra de la seguridad social y el Estado de bienestar, belicismo mediático y reorganización productiva para servir al esfuerzo militar. Alemania, jefa de la UE, ha incrementado en 2022 su presupuesto militar en un 50%, y su servil satélite, España, está haciendo lo mismo. Más pronto que tarde será reintroducido el servicio militar obligatorio, siendo llamados al ejército español los jóvenes entre 18 y 25 años, ellos y ellas, pues la EU desea crear un aparato militar propio, complementario con la OTAN, de 2 millones de efectivos. La juventud tiene que negarse a luchar en una guerra que es imperialista, injusta e inmoral en ambos bandos. Y eso hay que organizarlo desde ahora. Y desde ahí hay que llegar a la juventud.

España, por su situación geoestrategia, está concernida de manera triple, como retaguardia próxima del teatro de operaciones bélicas africano, como retaguardia lejana del frente ruso en Europa y como plataforma de irrupción en Iberoamérica, donde se están formando dos bloques belicistas, los pro-EEUU, la derecha, y los pro-China, la izquierda, en todos los países.

Así pues, el largo periodo de estabilidad y bienestar[2], de consumo y hedonismo, de frivolidad, amoralidad, infantilización y optimismo, de apatía, conformismo, desmovilización y desorganización, de “todo va muy bien y nunca más volverá a ir mal”, que se ha dado en Europa desde los años 60 del siglo pasado hasta 2008, está terminando. Si en aquel lapso de tiempo era imposible la constitución de una situación revolucionaria en Europa occidental, en las actuales condiciones eso es posible (con un grado de probabilidad bajo, pero no nulo), ligado al desbarajuste económico, al esfuerzo del rearme y a otros factores, hoy, y a las guerras efectivamente libradas, en el futuro inmediato. Todas las conflagraciones interimperialistas han originado situaciones revolucionarias como resultante, y en el caso que tratamos sucederá lo mismo. Lo decisivo es preparase ya para ello. El cambio en las condiciones objetivas, tan rápido, se irá convirtiendo en cambio en las mentalidades, y con ello se irá creando un nuevo estado de ánimo en la sociedad y en el individuo, que probablemente sea más favorable al ideario revolucionario.

En el presente, el asunto de la economía y el trabajo, de la producción, la distribución y la pobreza en la masa popular, por tanto, del capitalismo, se ha hecho central. Las clases trabajadoras y asalariadas deben responder a todo ello, tienen que ocupar un espacio decisivo en la resistencia revolucionaria al capitalismo. El movimiento RI desea impulsar un nuevo movimiento obrero, proletario, como parte notoria de la acción revolucionaria.

            DEFINICIÓN DEL OBJETIVO ESTRATÉGICO

Nuestra meta estratégica concretada, o si se quiere, táctica, como movimiento RI es llegar a ser una fuerza política, cultural, ideológica, social y moral con influencia suficiente en la opinión pública, provista de un programa y proyecto bien construido, con una presencia organizada en la base de la sociedad y con capacidad para actuar en la calle. Las condiciones sociales actuales, así como su evolución previsible en los próximos años, no sólo lo permiten, sino que lo ayudan e incluso lo demandan.

En unos años lo podemos lograr.

Ello está favorecido, además, por el incremento del prestigio del proyecto e ideario RI. Mientras otras corrientes, tendencias y partidos se están desmoronando por causa de su propia insustancialidad, y por haberse entregado de pies y manos al poder constituido, el movimiento RI resiste, permanece y avanza, a pesar de la censura, la marginación, la persecución y el miedo[3]. Así pues, se ha producido un vacío de propuestas políticas, propaganda institucional y metas estratégicas conservadoras que, por el momento, sitúan al poder estatal a la defensiva y, por ello, favorece la expansión de nuestro ideario.

Mientras infinidad de personas contemplan el futuro, incluso el inmediato, con una mezcla de incertidumbre, temor, pesimismo y parálisis, quienes estamos en la RI mostramos y brindamos un estado de ánimo ilusionado y transformador, en el que destacan el conocimiento suficiente, la serenidad, la esperanza y la acción.

            EFECTUAR UN GRAN AVANCE

Lo primero para, en las actuales circunstancias, pasar a la acción con eficacia, es tener textos publicados que expongan de manera concentrada y sintética, a la par que global, el ideario y programa de la Revolución Integral (RI). El «Manifiesto de la Revolución Integral» es decisivo como orientación básica. Además, hay que terminar de elaborar «Revolución Integral. Manual», un pequeño libro de síntesis, para el estudio individual y grupal, dirigido a la formación de las personas, en el que ahora estoy trabajando y deseo terminar lo antes posible. Una vez que esté editado hay que efectuar su difusión, conocimiento, lectura individual y colectiva, estudio, propagación de sus ideas, constitución de grupos de base en torno a él, critica a los oponentes, activismo y movilización.

Quienes asistís a mis actos, leéis mis libros, estáis en mis cursos, visionáis mis vídeos y os comunicáis conmigo, ya sois muchos, sois muchas, por todo el país. Lo realizado está dando sus frutos. Comparativamente, el movimiento RI tiene una base social más grande que otras tendencias, pero dicha base está desorganizada y pasiva. Ese es el problema a resolver.

En las actuales condiciones, en que asistimos a un giro copernicano hacia la constitución de una situación revolucionaria en desarrollo, es necesario que abandonéis vuestra posición pasiva, meramente contemplativa, y vayáis tomando responsabilidades, tareas, compromisos. Tenéis que leer, mirar y escuchar con el objetivo de exponer. Para escribir, efectuar vosotros actos públicos, charlas, tertulias y similares, videos y audios, artículos y programas de debate. Y, por supuesto libros, si eso os place. Y para actuar en la calle cuando se den las condiciones.

Cuando esté editado el Manual, en unos pocos meses, os pediré ayuda para difundirlo, constituir grupos de lectura, estudio, trabajo y activismo en base a él. Así iremos creando un movimiento organizado, de nuevo tipo, con una dirección designada desde la base, con operatividad anual, y unos estatutos, en el que se unifique la libertad individual con la fuerza y eficacia que aporta lo colectivo, la unidad de muchas y muchos. La idea directriz es: leer y escuchar para difundir, difundir para organizar, organizar para movilizar, movilizar para preparar el cambio revolucionario. Necesitamos constituir toda una red de equipos de trabajo en la base de la sociedad[4].

El Manual va a modificar sustantivamente mi actuación pública, pues será el centro y fundamento de ella durante varios años. Con él editado, me ofrezco para explicar sus contenidos, organizar equipos de estudio, hacer que tales equipos permanezcan como núcleos de base organizados de la RI[5]. Hasta ahora me he concentrado sobre todo en hacer libros, desde ahora en la difusión del Manual. Espero que más personas se vayan ofreciendo, también, a hacer esa tarea.

Un solo foco de emisión de ideas no sirve de mucho. Unos pocos focos ya son mejor. Muchos, bastante mejor. Se necesita que una misma idea, formulación o propuesta, sea llevada a la opinión pública de muchas maneras diferentes. Así es más persuasiva, más eficaz. Cuando lo logremos, el sistema ya no podrá pararnos.

El balance de lo realizado por el conglomerado RI es como sigue. En libros ya editados y libros en preparación la situación está bien, aunque debe ampliarse. En vídeos la cosa está bastante mal, tiene que haber más personas que se lancen a hacerlos, hasta lograr una docena mensual de vídeos editados. Lo mismo en audios. En charlas y conferencias, lo ya efectuado es escaso[6], aquí también tiene que haber muchas más personas que se vayan animando a preparar y efectuar sus propios actos públicos, por modestos que sean. En artículos hay una gran escasez, lo que vamos a remediar. En programas de debate, El Bosquejo[7] ha tenido un gran significado, marca un camino y un estilo, ha sido y es bastante apreciado por el público, así que con las pertinentes correcciones debe continuar. Tenemos que lograr editar una revista digital mensual de artículos y notas breves.  El significado y uso de la web RI tiene que ser repensado. El activismo callejero es escaso hasta ahora[8], por desgracia, lo que debe cambiar. Y, sobre todo, hay que ofrecer un texto mensual de análisis de la situación y de las actividades posibles, a editar en la web RI.

Mi actuar, vuelvo a repetirlo, no es un ejercicio recreativo de sapiencia e ilustración sin objetivos ulteriores. Su meta es, primero, constituir un corpus programático y enunciativo de naturaleza efectivamente transformadora; segundo, crear sobre la base de ese ideario una fuerza asociativa organizada en la base que sea capaz de influir en la sociedad; tercero, continuar el avance en las ideas y en la influencia, con todo el activismo callejero y popular que sea pertinente; cuarto, cuando se den las condiciones objetivas, poner sobre la mesa la realización del hecho revolucionario. Ahora es el momento de realizar todo ello.

Sobre esto no puede haber ninguna duda.

Para ello necesitamos de instrumentos explicativos y, por tanto, organizativos, como he expuesto. Uno es el Manifiesto de la RI, otro el Manual RI. Tenemos que hacer que ambos penetren a fondo en el cuerpo social, que lleguen a la gente, sin distinción de ideología o color de piel, en especial a la juventud. El estudio, no sólo individual sino también grupal, tiene que ser el inicio, al menos para algunos, de tareas explicativas y de difusión. Porque quienes leen, si entienden la necesidad de hacerlo, pueden además escribir, quienes escuchan puede hablar, quienes asisten a charlas pueden hacerse ellos mismos charlista y conferenciantes, quienes miran vídeos puede realizar sus propios videos, quienes se reúnen con amigos pueden organizar una tertulia en base a aquellos textos y casi todos puede hacer activismo en la calle. Sobre esas tareas, todas y todos pueden contribuir a expandir la dimensión de la gente asociada y organizada. De ese modo estaremos en condiciones de influir, primero tangencialmente y luego decisivamente en esta sociedad, que está muerta, un cadáver ahora en fase de putrefacción militarista, a la que hay que insuflar nueva vida.

Por eso la edición del Manual, en unos pocos meses, va a ser la entrada en una nueva fase de mi compromiso personal. Tuve mi tiempo de libros, de leerlos y luego de escribirlos, ahora es el tiempo de la acción, de la difusión, la organización, la crítica y la acción. La situación de la sociedad lo demanda y ahí voy a estar.

Una tarea añadida es la del debate público y la crítica. La sociedad, de estos años de abundancia material y entontecimiento mental ha heredado un hervidero inmenso de disparates, errores y necedades, muchos de los cuales están entrando ya en agudo conflicto con la evolución de los acontecimientos en España y en el mundo. Por eso es necesario acelerar su liquidación, para ser sustituidos por ideas más verdaderas y, en consecuencia, más revolucionarias. En mi web, sobre todo, voy a ir tratando críticamente textos, colectivos, propuestas, etc., casi siempre con un afán esclarecedor y sin animosidad. A veces la crítica, necesariamente, se convertirá en denuncia. Pero en la mayoría de los casos será esfuerzo esclarecedor y actividad pedagógica, realizada sin rencor ni odio.

En mi web voy a abrir una sección dedicada a la crítica, o Sección Crítica. Os ruego que hagáis vosotros lo mismo. Se tiene que acabar con una situación de confusión por falta de delimitación precisa y ambigüedad en los contenidos para pasar a otro en que cada asunto quede perfectamente enunciado, planteado y delimitado, poniendo a lo erróneo en su lugar, llamando al pan, pan, y al vino, vino. La cloaca de internet, sobre todo, rebosa de necedades y de majaderos, cuando no de agentes de los servicios secretos y policías de paisano[9], hay que poner un poco de orden ahí.

Cuando se vayan presentando las oportunidades, por ejemplo, con los graves problemas económicos que están llevando a la pobreza a la mitad de la población, el llamamiento a filas, a incorporarse a las y los jóvenes al ejército como conscriptos, la reivindicación de devolución de los bienes comunales a los pueblos, la oposición al sistema educativo que está destruyendo a la juventud, el Estado policial, etc., haremos acción en la calle. Con fuerza y arrojo. Para ello, todo es organizarnos.

Una tarea principal es llegar a la juventud, hoy un grupo social triturado y anulado en lo político, social, cultural y moral por los maquiavelismos del poder constituido. Tratar sus problemas es la manera de hacerlo, en un momento en el que la juventud de nuestro país, numéricamente escasa por la acción procapitalista del feminismo genocida, se enfrenta a un acontecimiento mundial que la va a sacar de su ensimismamiento pueril: los inicios de la cuarta guerra mundial.

En puridad, no hace falta esperar a que el Manual y el Manifiesto estén editados. Desde ahora mismo ruego a cada cual que pase a la acción y ponga manos a la obra, organizando su propia capacidad de emitir textos, hacer vídeos, organizar charlas, convocar tertulias, actuar enredes sociales, hacer circular panfletos, constituir grupos organizados, planear movilizaciones, etc.

                        LA ESTRATEGIA PARA EL PERIODO DE TRANSICIÓN

Entre la sociedad actual y la futura sociedad de la libertad tiene que darse un periodo de transición, en el cual coexistan en conflicto el poder estatal y formas autoorganizadas de soberanía popular múltiple, aunque éstas sean muy parciales, por el momento. El antecedente histórico es la presencia de un sistema de doble poder en los territorios de la península Ibérica, en cada uno de los municipios, desde la introducción del concejo cerrado por las diversas monarquías (Estados), en el siglo XIV, y la liquidación a punta de bayoneta del poder popular, del régimen concejil, comunal y consuetudinario -de lo que todavía subsistía de él- por la abyectas Cortes de Cádiz y la Constitución liberal española de 1812. Apesar de la presión y la violencia institucional, han llegado hasta nuestros días formas residuales, ya muy manipuladas, de concejo abierto (para las poblaciones de menos de 100 habitantes) y de bienes comunales.

En nuestra acción revolucionaria, tenemos que ir construyendo manifestaciones apropiadas de democracia directa en barrios, ciudades y pueblos. Por ahora, tales tienen que convivir en los municipios con las instituciones del Estado, el ayuntamiento y el resto de ellas, aunque con la voluntad estratégica de superarlas, derrocarlas y eliminarlas en cuanto se den las condiciones apropiadas, para formar un sistema de soberanía popular integral a través de la acción asamblearia popular. De hecho, ya hay poblaciones de cierta entidad en que una parte del vecindario estudia “sustituir” el ayuntamiento por el concejo abierto, dada la inoperancia y corrupción del primero. Es cierto que no es posible, por el momento, realizar en plenitud dicha sustitución, pero sí lo es crear una situación de doble soberanía, la estatal y la popular, que coexistan enfrentadas. Con nuevas y más graves crisis sociales, el sistema de asambleas populares puede ir tomando una multiplicada capacidad de acción hasta alcanzar la fuerza y superioridad necesarias para eliminar el régimen de dictadura vigente[10].

Lo apropiado es hablar de un sistema de pro concejo abierto, o de concejo abierto en formación, pues éste ni puede, en las presentes circunstancias, abarcar a todo el vecindario, ni llegar a ser soberano al completo, pero sí tender a serlo, aproximarse paso a paso a ello, por la resistencia, la lucha, la información, el quehacer argumentativo, los debates públicos, la acción en la calle, la denuncia de la represión, el fomento del trabajo libre, la constitución de milicias populares y la resistencia a pagar impuestos.

Es oponer la democracia directa al parlamentarismo partitocrático y tiránico. Enfrentar a éste con aquélla.

La soberanía a ir disputando paso a paso a las instituciones del Estado ha de ser, citando sus expresiones más importantes por el momento, las que siguen. Política, concretada en el poder legislativo, ejecutivo y judicial. Económica, con los bienes comunales y el control progresivo sobre las grandes empresas y bancos, hasta llegar a su expropiación popular, ordenando al completo la economía de un territorio, con respeto hacia la iniciativa individual y familiar.  Policial, yendo hacia el armamento general de pueblo y eliminando los aparatos represivos estatales y patronales. Educativa, desarticulando el sistema escolar adoctrinador. Sanitaria, arrebatando espacios de poder a la medicina estatal yatrogénica e instaurando la medicina popular. Cultural y mediática. Fiscal en todas sus manifestaciones. Urbanística. Asistencial. Laboral, para fomentar el trabajo libre y autodeterminado, reduciendo al mínimo el salariado. Demográfica. Sin olvidar la soberanía jurídica, eliminando el derecho positivo para sustituirlo por el derecho consuetudinario. Esas por lo menos. Todo en la base local, barrial.

Desde el sistema de doble soberanía en el plano municipal, propio de la fase de transición, la revolución creará un régimen de soberanía popular única. Sin ente estatal, sólo pueblo. Ése será el momento culminante de la revolución.

                        LA SUPERVIVENCIA BÁSICA

A la aterradora ineficacia de la economía megacapitalista actual, sustentada en un trabajo asalariado que cada vez es más estéril e improductivo, al enfermar y empujar a la depresión y al suicidio a los trabajadores, se unen los gastos militares, el desplome de la agricultura industrial, las olas de calor y las sequías provocadas por la deforestación inherente a la agricultura industrial abastecedora de las megalópolis, la mala salud física y psíquica de los trabajadores, y el declive de la fuerza de trabajo por el invierno demográfico, entre otras nocividades básicas. En consecuencia, a medio plazo, difícilmente va a estar asegurada la supervivencia básica de secciones crecientes de la población.

Desde ahora se tienen que adoptar medidas para sobrevivir al desplome económico y productivo del sistema. Cuando lleguen los periodos de desabastecimiento y pobreza, conviene tener pensado y programados lo que debe hacerse, e irlo realizando desde ahora, a fin de aprender y acumular experiencia. En estas circunstancias de nada valen invenciones como “la moneda social”, pues lo que cuenta no es el dinero, el estatal o el particular, sino los bienes de primera necesidad, ni los pretendidos sistemas de trueque, dado que para trocar algo primero hay que producirlo. Así pues, se trata de crear paso a paso una economía productiva popular sustentada en el trabajo libre.

Hay que aprender a elaborar: 1) alimentos en régimen de autosuficiencia a partir de los recursos locales y comarcales, así como a subsistir de las plantas y frutos silvestres; 2) bienes del hogar fundamentales, muebles y otros tipos de menaje; 3) medicinas y remedios curativos a partir de lo que se tiene a mano, según los sistemas médicos populares milenarios; 4) construcción y reparación de casas, viviendas y pisos, por los sistemas de apoyo mutuo; 5) manejo, control y reparación, además de invención, de herramientas, máquinas y tecnología popular asequible; 6) acceso al agua y, si es tóxica, los posible métodos de depuración; 7) el asunto de la energía y el combustible, a partir de sistemas autónomos que en nada, o en lo menos posible, dependan de la intrusión de productos industriales; 8) el vestido y el calzado, su reparación y producción; 9) las armas, pues el armamento del pueblo es el fundamento último de la libertad; 10) la movilidad, los sistemas de transporte; 11) la crianza de los bebes y educación de los niños y adolescentes; 12) desarrollo de las habilidades convivenciales y relaciones, de la moralidad del afecto, que es lo decisivo para sobrevivir y persistir en los tiempos que están viniendo.

Se trata de, simplemente, sobrevivir. No vamos a dejarnos exterminar, es más, vamos a exterminar a nuestros exterminadores. Para ello, tenemos que superar nuestro actual estatuto de incompetentes e inútiles totales, al no saber hacer nada con nuestras manos, en el que nos ha convertido el sistema. En seres infructuosos para todo, meros neosiervos adscritos a un trabajo mega-parcelado, embrutecedor y deshumanizador, donde nada aprendemos y nada desarrollamos de nuestras cualidades personales potenciales, por el que recibimos un salario, cada vez menor, con el que adquirimos detritus, carroña, venenos y porquería en las grandes superficies.

Tenemos que aprender oficios antiguos, entrañables, y no tan antiguos, gracias a los cuales la humanidad ha sobrevivido durante milenios. Y tenemos que actualizar y reformular tales oficios, conforme a las condiciones actuales, aplicando a tales todo lo que podamos de la tecnología actual, siempre que sea obra autónoma y no algo que se compra, aunque habrá que hacer excepciones, por el momento.

En las ciudades es mucho más difícil sobrevivir, pues la dependencia del mercado-Estado es muy grande. Eso significa que la decadencia global del modo de producción megacapitalista estatal va a afectar mucho más a éstas. Hay que decir que conforme vaya penetrando la gran crisis, el abandono de las megalópolis se acelerará (ya ha comenzado, aunque muy lentamente), pero, aun así, hay que prestar atención a la supervivencia básica en las ciudades. Lo voy a hacer a través de la categoría de comunal urbano, que iré desarrollando en los próximos meses con detalle. En las ciudades hay que llevar adelante, barrio a barrio y en todos ellos, la acción por establecer formas embrionarias de soberanía popular y además, para sobrevivir, hay que ir constituyendo una economía productiva autosuficiente, hasta donde se pueda, que es bastante.

 Cada cual tiene la obligación para consigo mismo y para los demás de hacerse una personalidad productiva que tiende a la autosuficiencia, a fin de no seguir siendo lo que ahora se es, un vendedor de su fuerza de trabajo (o un pensionista) y un comprador de productos. Debe salir todo lo posible del ámbito del mercado para hacerse creador, productor. Esta lucha por la autosuficiencia básica es, además, muy perjudicial para el capitalismo, que pierde con ella cuotas progresivas de mercado.

Todo esto debe proponerse, promoverse y organizarse desde el movimiento RI.

                        LO QUE OFRECEMOS

A las personas que deseen comprometerse con la acción transformadora, o ampliar su compromiso, quienes estamos ya en el movimiento RI, y yo mismo, les ofrecemos: 1) materiales de análisis y dirección, con el desmenuzamiento reflexivo de la situación mes a mes; 2) apoyo y asesoramiento para todas las actividades que emprendan, de naturaleza transformadora; 3) un marco colectivo donde estar, para sentirse formando parte de una entidad comunitaria y comunal, evitar la soledad y multiplicar la eficacia del propio esfuerzo; 4) apoyo para la lectura y el estudio del Manifiesto y el Manual, desplazándonos a donde sea necesario; 5) argumentos críticos contra las ideas, actuaciones y corrientes revolucionarias; 6) orientación activista, para la movilización en la calle; 7) cooperación en la elaboración de textos, artículos, vídeos, etc., en la convocatoria de charlas, para editar libros, etc.; 8) cursos de formación, online y presenciales; 9) encuentro regulares, territoriales y generales; 10) ofrecimiento de la web RI para publicar y emitir; 11) respaldo y refugio contra la represión, en un contexto convivencial, entregado, moral y afectuoso; 12) otros servicios.

El movimiento RI, conforme al espíritu del VI Encuentro RI, se irá dotando de una estructura asociativa, con un órgano directivo, unas estructuras de base y un reglamento, de tal modo que quienes deseen formar comunidad pensante, conviviente, actuante y combatiente, tendrán su lugar en él.

                        LA REVOLUCIÓN PERSONAL

Este asunto, tan fundamental, pues de la calidad del operario depende la calidad de la obra realizada, no se desarrollará ahora, dejándolo para más adelante. Me basta, por ahora, con recomendar la lectura y aplicación de lo expuesto en mi texto “El yo y la ética. Manifiesto a la juventud”, en el libro “Ética y revolución integral”.

¡Aúpa, amigas y amigos!

Félix Rodrigo Mora, otoño 2022

 luchayservicio@gmail.com

felixrodrigomora.org

 

[1] La primera fue la de 1914-1918; la segunda se libró en 1939-1945, con la guerra civil española de 1936-1939 como preámbulo, y la tercera, llamada “guerra fría” entre EEUU y la Unión Soviética, en 1949-1991. Ahora ha comenzado la cuarta guerra mundial.

[2] Un bienestar muy relativo, pues la vida de la gente es durísima y difícilmente soportable bajo este sistema incluso en los periodos de estabilidad. Veamos unos datos. En 1960-2010, el periodo “feliz” del capitalismo, ha habido en nuestro país unos 550.000 muertos por las drogas “ilegales”, unos 300.000 fallecidos por alcoholismo, unos 250.000 por suicidio directo (por suicidio indirecto mucho más) y unos 100.000 por drogas legales, sobre todo psicofármacos. En total 1,2 millones de personas, de las que el 90% han acudido a esas actividades autodestructivas porque no podían soportar a la sociedad actual, matándose, de diversas maneras.

[3] Que en la RI no recibamos ninguna ayuda institucional, que no sólo no la pidamos, sino que la rechacemos absolutamente, valiéndonos exclusivamente de nuestros muy escasos recursos, es una garantía de independencia, honradez y espíritu revolucionario. Mientras los izquierdistas procapitalistas, conspiracionistas, “independentistas”, colapsistas, anarquistas, feministas, extrema derecha, marxistas, decrecentistas, neonazis, ecologistas, legalistas, trevijanistas y otras corrientes reaccionarias, al servicio del sistema, reciben dinero, a menudo de varios “mecenas” a la vez, nosotros nos mantenemos alejados de todo ello. El dinero corrompe, y el dinero del Estado corrompe superlativamente, por eso el movimiento RI no lo quiere… es tóxico, mata el alma.

[4] Fiarlo todo a internet y a las redes sociales es infantil y además suicida. A mi me manipulan el canal de YouTube, me censuran en Facebook y me vigilan por doquier, y lo mismo harán con cualquiera que moleste al poder constituido. Cuando la situación social se vaya haciendo crítica, los revolucionarios serán expulsados de todo ello, por lo que hay que ir construyendo una red de contactos directos, de organizaciones en la base, de redes de solidaridad y apoyo mutuo. Además, los previsibles cortes de energía, el deterioro de la red eléctrica en todos los países, sin recursos para sustituirla, aunque sí, todavía, para irla reparando, ofrece diversos interrogantes sobre este tipo de comunicación interpersonal artificializada, que impide la comunicación física entre las personas y encierra a cada cual en su casa, en la “dulce” cárcel del hogar.

[5] En el IV Encuentro RI se lanzó la propuesta de las Fraternidades RI, o TI (Transformación Integral), a partir de la euforia que originó la enorme asistencia a dicho Encuentro. Se constituyeron en varios territorios, pero donde más lejos se llegó fue en Cataluña. Aquí actuaron más de un año, con una asistencia de varias docenas de personas, muchas. Su meta era constituirse en un lugar de encuentro y convivencia, conforma a la noción de Revolución Convivencial que es inherente a la RI, pero esto, que es sí mismo es excelente, carecía de otros elementos imprescindibles. Uno es la homogeneidad mínima en el ideario y el programa, otra la delimitación de un programa y plan de acción, efectuados sobre un análisis suficiente de la realidad catalana. Puesto que esto faltaba y no podía construirse de forma voluntarista, el colectivo dejó de existir. Pero ha sido una experiencia muy valiosa. Lo apropiado, a partir de ello, son los equipos de trabajo reducidos, entre 2 y 6 personas, de base barrial y local, que una vez cada varios meses se reúnen en un encuentro territorial. Todo ello, una vez que se hayan resuelto las carencias decisivas existentes, antecitadas. El Manifiesto Convivencial queda como tarea pendiente, y una parte de él debe ser el reglamento del movimiento RI. La idea de las Fraternidades fue una propuesta bienintencionada pero poco meditada, que no podía funcionar en la práctica…

[6] Escaso si se me excluye a mí. Mi función en la creación y ampliación del ideario y movimiento RI es básica, e incluso fundamental, siendo éste un asunto a mirar de frente, no a eludir. Tras ello está el viejo problema filosófico de la función de individuo y lo individual en la historia, en comparación con la grupal y popular. Lo innegable es la desigualdad entre las personas, al mismo tiempo que la actuación y compromiso de cada cual, según sus capacidades. La meta es constituir un movimiento institucionalizado, con órganos colectivos de existencia anual, estatutos (reglamento) con derechos y deberes, prevalencia de lo grupal y toma de decisiones por mayoría/minoría conforme a criterios previamente establecidos, objetivos e impersonales. Pero eso no excluye la función del individuo, sino que la refuerza y multiplica, mucho más en las presentes condiciones. Queda pendiente un debate entre nosotros/as sobre el significado de lo individual en la sociedad y en la historia, hoy y ayer.

[7] No me parecen apropiadas las críticas, mucho menos el modo y el tono, que ha recibido El Bosquejo. Primero porque hay que fijarse en lo positivo mucho más que en lo negativo, pues la mejora de cualquier realidad o actuación depende más de la afirmación cualitativa de lo bueno que contiene que de la corrección de sus errores, lo que es necesario, pero que se hace sobre todo afirmando lo positivo. Segundo, porque tan criticismo desmadrado, más propio del mefítico conspiracionismo que del ideario RI, es mera destructividad nihilista, hoy tan en boga, que no ofrece propuestas de mejora. La prueba de su valía es el interés con que ha sido seguido por muchas personas en muchos lugares diferentes, todas las cuales han lamentado y lamentan su no continuidad…

[8] En los años 2020-2021, la gente próxima a la RI no se implicó en la acción de denuncia y movilización en la calle contra la política sanitaria yatrogénica del gobierno de izquierdas, dejándome sólo. Esto es bastante grave, y por ahí se coló la sinrazón conspiracionista, de extrema derecha, en el movimiento. La creencia implícita de que todo lo tengo que hacer yo mientras que quienes simpatizan con mis ideas se reducen a una labor secundaria de apoyo, no es admisible. Yo no acepto la teoría de los “líderes” con su grupo de apoyo destinado a aplaudir, estoy por una comunidad activa y militante, en la cual cada cual dé de si conforme a sus capacidades. La teoría de los “líderes” es contraria al ideario RI, cuyo fundamento político es la democracia directa, la acción participativa y responsable de abajo a arriba. Esto debe vivirse y aplicase ya, ahora. A causa de todo ello, y de más elementos erróneos, perdimos una gran oportunidad de llegar a la base de la sociedad en esos años, constituyéndonos como núcleo organizativo de importancia, error que no se va a volver a repetir. Es cierto que hicimos cosas formidables, como el IV Encuentro RI, agosto de 2020, con una asistencia enorme. Pero, en conjunto no supimos (yo el primero) manejar tácticamente la situación…

[9] Continúo preocupado por la actividad demagógica y contrarrevolucionaria que llevó a efecto el conspiracionismo cuando la resistencia popular a la política sanitaria del gobierno español y la OMS en 2020-2021, con el asunto covid-19. Sigo trabajando en un balance de denuncia. Ahí el conspiracionismo se puso en evidencia como una corriente procapitalista y estatista, de extrema derecha y neonazi vergonzante, con sus jefes y jefas recibiendo dinero no de una, sino de varias fuentes institucionales. Como en este asunto el sistema de poder y el capitalismo no podían valerse de su principal instrumento habitual desde hace 40 años, la izquierda, echó mano del conspiracionismo. No tardando, presentaré un balance. En este episodio he ido de perdedor absoluto, yo, que fui de los primeros, si no el primero, en denunciar el engaño covid, cuando apenas nadie se atrevía a hacerlo… pero he aprendido muchísimo, en particular sobre cómo se llega a la sociedad y se la moviliza.

[10] Mi propuesta cuando el confinamiento, en 2020, fue que en la lucha contra la política sanitaria gubernamental fueran creándose organismos de base, en barrios y pueblos, capaces de convertirse en embriones de la soberanía popular, conforme a la normativa de la democracia directa y el derecho consuetudinario. Pero los mandamases conspiracionistas, viles agentes del Estado español, se opusieron a ello, continuando con el sistema de jefes, jefecillos, caudillos, santones, chamanes y prebostes, que desde el poder de los vídeos y las redes sociales hacían y deshacían a espaldas de la gente. Fueron surgiendo organismos creados desde arriba, a veces constituidos por agentes de los aparatos policiales infiltrados, que se reservaron todo el poder de convocar, desconvocar, decir, desdecir y, por supuesto, de conseguir fama y, en ocasiones, llenarse el bolsillo. Los arrogantes jerarcas conspiracionistas se presentaban como “jefes”, sin admitir que el poder reside en el pueblo, y que la función de las personas que entonces tomamos la iniciativa, en un primer momento, de oposición a las autoridades sanitarias y a los cuerpos policiales, consistía en considerarnos ejerciendo una actividad dirigente provisional y transitoria, que debía lo antes posible quedar en manos de las gentes de la calle, organizadas en asambleas populares tendencialmente soberanas. Pero no, nadie lo aceptó. Fue triste ver, además, el espíritu borreguil y sumiso de quienes seguían a los jefes y jefas conspiracionistas, a los mindundis de “por la verdad” y a otros, sin atreverse a tomar el asunto en sus propias manos, sin decidirse a aprovechar lo que estaba sucediendo para ir constituyendo embriones de soberanía popular, en la forma de concejo abierto. Tales masas de sumisos siguen soñando despiertos con “otro” poder elitista, y por tanto tiránico, “mejor”, no con que ellos mismos ejerzan el poder autogobernándose. Son esclavos que aman sus cadenas. No alcanzaron, tampoco, a percibir lo obvio, que los jefes conspiracionistas eran marionetas del ministerio de Sanidad y de la OMS, con el mandato de controlar y encauzar, por vías anodinas, inofensivas para el poder y reaccionarias, el enorme descontento popular contra la medicina yatrogénica, con sus hórridos bozales y vacunas. En vez de promover un gran movimiento popular combativo en la calle, que debía haber hecho arder al país, se limitaron a convocar, y a veces a desconvocar, meras procesiones cívicas, de nulo o muy escaso valor. Los integrantes de la masa borreguil “alternativa” no captaron, en suma, la obvia conspiración de extrema derecha, desde el poder del Estado y a su servicio, que es el conspiracionismo. Éste es, hablando claro, un vulgar apéndice ideológico de Vox.