Quiero comenzar este texto abriendo un poco el corazón, este es al fin y al cabo la raíz del problema que enfrentamos como sociedad. Llevo prácticamente dos décadas emboscándome en el retorno al campo, he visto, compartido y vivido de todo, y mas allá de los innumerables fracasos y derrotas, desencuentros, desamores y odios irracionales, que he vivido en mí y en la gente que me ha rodeado, si nuestro corazón camina de la mano de nuestra mente, siempre se saca algo bueno, enriquecedor y revitalizante de todo eso. Del dolor emergen las mujeres y hombres más fuertes, del desamor más preparados para cuidar y amar, del fracaso entendiendo mejor cuál es el camino para la realización personal, sin mascaras, decorados ni teatros innecesarios.
Las élites nos quieren divididos y escindidos, psicópatas fácilmente automatizables y controlables, títeres sin esencia, sentido, ni amor por nada, salvo por el fetichismo de moda implantado. El aprendizaje que he sacado por encima de todo, es básicamente que en la medida que nos cuidamos entre tod@s aumentamos de forma sinérgica nuestra capacidad de intervenir, actuar y cambiar nuestro entorno y realidad.
Ten paciencia amig@, el camino es largo y esta lleno de aventuras y amarguras maravillosas.