Tras perder casi millón y medio de votos en las elecciones del 10-N respecto a las del pasado abril, el Partido Socialdemócrata Fascista (PSOE) y el Partido de los Canallas Fascistas (Unidas Podemos), establecen un pacto para formar gobierno. A las órdenes de la gran patronal española y siguiendo los mandatos de la Unión Europea, los fascistas de izquierda llegan para aplicar un programa de incremento de la represión, exterminio y genocidio de los pueblos ibéricos, racismo antiblanco, agresión neo-machista a las mujeres, más castración de los varones, nuevas persecuciones y prohibiciones del erotismo y el amor, agravamiento de la crisis demográfica, aplicación a gran escala de la eutanasia forzosa entre los mayores de 65 años, ultra-adoctrinamiento de la población, aumento del poder del Estado a través del agravamiento de la presión fiscal, anulación todavía mayor de la autonomía individual, desarrollo del Estado policial, más militarización, más vacunas obligatorias, aumento de la concentración de la propiedad y la riqueza en cada vez menos mega-empresas, muchísima más corrupción, destrucción de los idiomas propios de la península ibérica, comenzando por el castellano, e incremento del paro y la desesperación entre los jóvenes.
El gobierno PSOE-Unidas Podemos será una repetición del gobierno de Frente Popular en la primavera de 1936, cuando una y otra vez las fuerzas represivas disolvían a tiros las manifestaciones y protestas de los campesinos, de los obreros, de los pequeños propietarios, originando cientos de muertos y docenas de miles de heridos, llenando los cuartelillos y comisarias de miles de miles de detenidos que eran atrozmente martirizados y torturados. Todo porque las gentes querían, en primer lugar recuperar el comunal y una estilo de vida comunitario, lo que no era en absoluto admitido por el Estado, que ordenaba al gobierno frentepopulista disparar, detener, torturar, matar…
Sobre todo, el fascio-izquierdismo actual se propone aplicar a gran escala la legislación neo-franquista sobre los «delitos de odio» a quienes ejercemos la libertad de expresión. En particular, los neo-nazis catalanes, dirigidos por Ada Colau y por esa jauría de estalinistas-falangistas que es la CUP, están preparándose para perseguirnos y encarcelarnos, para lincharnos en los medios y lanzar contra nosotros a sus bandas de matones, policías y pistoleros. ¡Adelante!, ¡que lo hagan!, no les tenemos ningún miedo y estamos deseando entrar en combate con ellos, para mostrar a la opinión pública que el fascismo de izquierdas es hoy la peor expresión de fascismo, su manifestación concreta más virulenta, la preferida por el gran capitalismo transnacional español y, sobre todo, por el aparato estatal.
La respuesta ha de ser el combate. El combate por la libertad (en particular por la libertad de conciencia y la libertad de expresión) y por la revolución. El combate colectivo e individual. Hay que incendiar las calles para detener a los fascistas en el gobierno y hacer prevalecer la libertad. Hay que convertir todo ello una oportunidad para hacer avanzar la revolución popular integral. El fascismo de izquierdas, y sus colegas el fascismo-progresismo y el feminazismo, está cada vez más debilitado en el plano europeo y mundial. Una muestra de ello es la huida del neo-nazi Evo Morales de Bolivia, expulsado por un levantamiento popular en el que han estado en primera línea los pueblos indígenas y las mujeres. Morales es un racista antiblanco feroz, un demagogo sin escrúpulos, un agente del gran capitalismo y del imperialismo, un ecocida que ha destruido enormes extensiones de bosques vírgenes y, sobre todo, un agresor contumaz de los pueblos indígenas, que se han movilizado contra él en numerosas ocasiones en los últimos años. Pero lo mejor es que Evo Morales, el gran amiguete de Pablo el Facha, ¡ha sido derribado por la movilización popular!
Otra consecuencia indeseada de la llegada al gobierno del fascismo de izquierdas va a ser el auge del partido neo-franquista Vox. Siempre sucede que los fascistas de derechas y los fascistas de izquierdas se apoyan mutuamente, se fortalecen los unos a los otros. Dado la creciente descomposición del programa progresista-fascista e izquierdista-nazi en todo el mundo, en Europa y en nuestro país, las maldades, necedades, corruptelas, incompetencias, violencias y atrocidades propias de la izquierda van a permitir a Vox crecer exponencialmente, hasta convertirse, con bastante probabilidad, en primer fuerza política en un par de años, lo que les llevaría al gobierno en unas próximas elecciones. Así pues, el combate contra el fascismo en el poder tiene que ir unido al combate contra el franquismo en la oposición: tal es el camino de la revolución hoy.
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Usted, hace no tantos meses en una entrevista donde le preguntaron sobre la aparición de Vox en el escenario político, aseveró que dicho partido tendría como mucho unos dos años de vida. Sin embargo, hoy se retracta y llega a predecir que serán primera fuerza. Curioso cuando menos.
Lo que tienen que hacer quienes puedan es hacer las maletas y labrarse un porvenir, ahora que todavía pueden, en el país que estimen oportuno. Yo, por desgracia, dejé pasar mi oportunidad, me equivoqué, y ya no puedo irme por mi edad. Están a tiempo, luego será tarde y si logran salir será en las peores condiciones.