En la década de los años 60 del pasado s. XX el régimen franquista daba claras muestras de agotamiento, lo que coincidió con una creciente conflictividad social en diferentes ámbitos. Para entonces ya era evidente que el Estado español tendría que delinear un futuro político sin Franco. En aquel momento a diferentes sectores del régimen, con intereses propios, se les permitió existir y desarrollarse dentro de los márgenes del sistema político establecido. Estos son, por ejemplo, los casos de la Iglesia católica, con el Opus Dei a la cabeza, pero también de sectores conservadores y monárquicos vinculados a diferentes figuras de cierto relieve político nacional como eran en aquel momento Manuel Fraga y José María de Areilza. Ya a comienzos de los años 70 estos sectores estaban haciendo planes para después de la desaparición de Franco. Mientras tanto, EEUU a través de la CIA, y con el firme propósito de asegurar que el Estado español cumpliese con sus compromisos internacionales después de muerto Franco, diseñó el proceso de remodelación interna del sistema político franquista, tal y como lo demostró Alfredo Grimaldos en su investigación La CIA en España. Espionaje, intrigas y política al servicio de Washington.
Por Esteban Vidal