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De la PRESENTACIÓN»:
La intelección objetiva de la II república española debe realizarse en el contexto del análisis demostrativo del ciclo histórico en el que está incluida.
Éste comienza con el ascenso de la Ilustración en el siglo XVIII, sigue con la Constitución de 1812 y el conjunto de la revolución liberal, cuya finalidad primera era arrebatar a los diversos pueblos peninsulares lo que todavía subsistía de las instituciones asamblearias y consuetudinarias de autogobierno local y, al mismo tiempo, expropiarles millones de hectáreas de tierras, así como otros muchos medios de producción, con la desamortización civil. Continúa con la definitiva constitución de una clase propietaria, burguesa, a la sombra del Estado español y bajo su tutela, prosigue con el fracaso de España como potencia colonial, en 1898, y desemboca en la triada de regímenes políticos que van a intentar poner remedio al “desastre” colonial operando sobre sus causas, el directorio militar de Primo de Rivera, la II república y el franquismo.
El logro número uno, a la vez que fuerza agente primera, de la revolución liberal fue un Estado (ejército, policía, sistema fiscal, poder judicial, alto funcionariado ministerial, aparato aleccionador, sistema de Estado-mercado, partitocracia y capitalismo de Estado) en la forma de ente estatal español, notablemente vigorizado, ampliado y multiplicado, por ello muchísimo más apto para mega-dominar a las clases subalternas y pueblos diferenciados en el interior y competir con los otros Estados en el exterior.
La república del 14 de abril de 1931 ha sido uno de los sistemas políticos utilizados por las clases poderhabientes españolas en el siglo XX para buscar remedio a lo que se denominó “el problema de España”, su supuesto “atraso” económico, industrial y tecnológico (en definitiva militar, como potencia imperialista exportadora de capitales y colonial) respecto a los países europeos punteros. Es, en consecuencia, un excelente ejemplo de lo que se conoce en la denominada ciencia política como preservación con fortalecimiento a través del cambio, o “revolución desde arriba”.