El conflicto armado esta siendo llevado por ambas partes con una violencia y crueldad terribles, sin respetar a los civiles ni cumplir el derecho de gentes. Por los dos bandos es una guerra injusta, una guerra entre formaciones estatales (Hamás es el Estado en Gaza) igualmente genocidas, liberticidas y opresoras.
El Estado de Israel, como agente del imperialismo yanqui en la zona, arrebató sus tierras al pueblo palestino, asunto que está en el origen del conflicto. Luego, confinó en la franja de Gaza y en otras áreas a la población palestina, convirtiendo tales áreas en campos de exterminio, en reserva similares a las que EEUU ha dispuesto para los pueblos indígenas americanos. Pero eso es obra del Estado sionista, no del pueblo judío, que, en una proporción notable, se manifiesta en contra de dicho ente estatal, al que desea derrocar, si es posible por medio de la acción revolucionaria. Quienes aprovechan la ocasión para airear soflamas racistas antisemitas, culpando a “los judíos” en general, a todos ellos, de lo que hace quien es justamente el enemigo peor del pueblo judío, el Estado sionista, son unos neonazis y como tales deben ser denunciados y tratados. Ahí están, por ejemplo, las conspiracionistas, aporreando el tambor del antisemitismo, como nuevos nazis que son.
Hamás es una organización sanguinaria y estatal, ligada al clero islámico, del que depende, que oprime al pueblo palestino, que es financiada por el régimen islámico-fascista de Irán y que en sus procedimientos es una copia del Estado Islámico. No “representa” al pueblo palestino, ni puede hablar o actuar en su nombre. Dominada por el atrabiliario y criminal clero islámico, tiene que ser derrocada por la acción revolucionaria popular, para crear una Palestina civil, en la que la clerigalla esté alejada de la política, despojada de su inmenso poder financiero y sometido al control y dominio popular. Es un insulto al pueblo palestino el identificarle con Hamás, ese engendro clerical-fascista. Quienes eso hacen “olvidan” los muchos palestinos/as que son encarcelados, torturados y asesinados cada año por oponerse a la teocracia sangrienta de Hamás, demandando libertad y libertades para el pueblo de Palestina, sin clérigos todopoderosos ni matones islámicos ni terroristas ni capitalismo musulmán.
El presente y la historia no son una película de “buenos” y “malos” en la que alguien es “bueno” y su oponente resulta ser, por tanto, “malo”. En la bestial carnicería que ahora está teniendo lugar en esa zona, ambos actores son igualmente criminales. Quienes toman partido por uno o por otro, si van de buena fe se equivocan, y si son los agentes financiados por uno u otro de los Estado en armas, son simplemente basura. Tenemos que unirnos en la repulsa de unos y otros, como se tienen que unir el pueblo judío y el pueblo palestino para poner fin a sus opresores y hacer la revolución.
Debemos estar con los pueblos y no con los Estados, luchar por los pueblos contra los Estados.
Llama la atención que el feminazismo neopatriarcal y neomachista español, que denuesta a la teocracia clerical de Irán por forzar a las mujeres a llevar velo, apoya con entusiasmo a Hamás, que es el instrumento del Estado iraní en el territorio, el cual somete a las mujeres palestinas a las mismas sevicias, violaciones y tropelías que el régimen iraní.
Los buenistas y las buenistas, esa masa sinvergüenza de hipócritas a la que hemos de soportar día tras día, derrama lágrimas por las pésimas condiciones de vida de los palestinos en la franja de Gaza, exigiendo que sea la Unión Europea quienes les mande ayuda. Pero ¿no sería más apropiado que fueran sus países correligionarios quienes tal hicieran? Por ejemplo, Arabia de los Saud, pues con lo que derrocha en un día uno/una de los 7.500 miembros de la familia real saudí, podría vivir desahogadamente un año toda la población palestina de Gaza… Pero no, los Saud están ahora más ocupados en llegar a acuerdos estratégicos con el Estado sionista que en ayudar a los palestinos. Para tomar posiciones apropiadas respecto a la nueva guerra mundial, iniciada en Ucrania en 2022, todos los lacayos de los EEUU, el clero del islam tanto como el Estado sionista, están cerrando filas.
El mito irracional que presenta al islam como “antiimperialista” se está ahora desmoronando, pero lo cierto es que siempre ha sido falso. Fue EEUU quien en 1945 entregó el poder del petróleo, por motivo de su propia supervivencia estratégica, a los Saud, que desde entonces son sus criados, y con ello puso a su servicio a todo el islam. Antes, Franco ganó la guerra civil gracias al islam, y Hitler fue un entusiasta del islam, hasta el punto que creó tres divisiones musulmanas, con sus clérigos al frente y sus mezquitas, en las Waffen SS, el ejército del partido nazi. A ver si nos vamos enterando…