Lo que se ofrece a continuación es una serie de 17 artículos, incluyendo algunas intervenciones públicas, relacionadas con el amor, el eros, la convivencialidad, etc., desde la perspectiva de la revolución integral.
«El capitalismo-Estado desaparecerá por la acción conjunta y compenetrada de la gente común dirigida a crear una sociedad de la asistencia y la ayuda mutua. En consecuencia, la persona y la sociedad han de reconstruirse desde el amor, repudiando el hábito del odio a los iguales, buscando lo colectivo, escapando de la cárcel del yo, abriéndose al otro y haciéndose apto para el servicio desinteresado[4]. Si el capitalismo es la sociedad del interés particular, un orden liberado de su tiranía ha de ser, necesariamente, la del desinterés. Por tanto, la construcción del sujeto desinteresado, o ser que ama, es parte preponderante en la autoconstrucción del sujeto.
El erotismo es una fuerza unitiva, que atrae a los seres humanos entre sí, que busca la compañía y se realiza en lo común. Por eso es también perseguido por el orden actual, en particular el erotismo heterosexual. El sistema de dominación quiere crear un monstruo, el sujeto solitario, ella o él, sin afectos ni relaciones, un ser-máquina como el proyectado por La Mettrie, en suma, mera unidad anónima de la fuerza laboral al servicio del capital.
Se ha dicho que no puede haber comunalismo sin “espíritu de comunalidad”, lo que es exacto. Dicho espíritu se crea paso a paso a partir del repudio de la sociedad infierno convivencial en todos sus componentes: el desprecio de lo humano y del ser humano, el rencor mutuo, la falta de capacidad para convivir y estar juntos, para llevarse bien y cooperar, para saber ceder, saber tolerar y saber comprender, sirviéndose los unos a los otros por y con afecto. Esto es una revolución en el estilo de vida y en los valores, una gran mutación axiológica, un cambio transcendental que creará una nueva humanidad y un nuevo ser humano, siempre que vaya unida al resto de las transformaciones que constituyen el programa de la revolución integral».
Félix R. Mora