LIBERTAD DE CONCIENCIA Y MERCADOTECNIA DE PRODUCTOS POLITICOS

La libertad de conciencia es una categoría cardinal para crear una sociedad libre, un sujeto autoconstruido y un sistema de valores que realice lo humano. Hoy sólo cuenta el bienestar y el consumo, con gentes que se desentienden de la libertad para centrarse en reivindicaciones monetarias. Reclaman más Estado de bienestar pero no una sociedad con libertad de conciencia, por tanto, sin Estado. Son liberticidas.
    
La defensa y realización de la libertad de conciencia demanda recusar los poderes mediáticos, educativos, políticos, intelectuales, religiosos, estéticos y otros que utilizan el adoctrinamiento y aleccionamiento. La meta es una sociedad libre, lo que será una revolución de proporciones colosales.
 
En su aplicación a la gobernación del cuerpo social la libertad de conciencia hará posible que la formación de la voluntad política del sujeto sea razonablemente libre. Para ello se han de dar dos condiciones, que todas las propuestas políticas lleguen al sujeto medio en iguales condiciones comunicativas y que el individuo sea esforzado buscador de la verdad política concreta a la vez que garante de una igual libertad de expresión y difusión para todas las formulaciones políticas.
  
Bajo el capitalismo no puede haber libertad de conciencia ni de expresión reales, aunque sí paródicas, pues los dueños de los recursos monetarios y tecnológicos imponen sus necesidades políticas a la masa desposeída, siempre pero más aún en las campañas electorales. Bajo el dominio del Estado, que es además la primera fuerza económica, tampoco puede realizarse la libertad de conciencia, dado que es el adoctrinador número uno.
 
Por lo expuesto, y por más motivos, las elecciones bajo el régimen parlamentarista nunca son libres. El parlamentarismo, republicano o monárquico, es una forma de dictadura, la dictadura constitucional, parlamentarista y partitocrática del capital y el ente estatal
 
Cada cierto tiempo alguna de las fuerzas políticas de que se sirve el sistema envejecen. En ese caso los estrategas y planificadores políticos diseñan una intervención política, que es esencialmente mediática, para crear un nuevo producto y una nueva marca política. Ya lo dijo el magnate yanqui de la prensa, W.R. Hearst, “Los periódicos forman y expresan la opinión pública. Sugieren y controlan la legislación. Declaran las guerras”. Todo ello lo hace muchísimo más la televisión.
 
En el caso citado, las industrias de la conciencia, a través de  la radio, la prensa y sobre todo la televisión, comienzan a publicitar la nueva formación. En particular, la forma específicamente política de telebasura, las tertulias, debates, reportajes y similares, hacen visible al producto casi sin pausa, para convertirlo en componente de la vida diaria de las personas. Así es creada una nueva marca política, conforme a lo estudiado por R. Eguizábal en “Industrias de la conciencia”.
        
Estas operaciones mercadotécnicas exigen una inversión de decenas o incluso cientos de millones de euros, que es lo que valen, a precios de mercado, el tiempo de publicidad indirecta que el nuevo producto y marca política necesitan para ser lanzadas. Dado que las televisiones son propiedad de grandes consorcios encabezados por bancos, esos millones son la donación que la banca hace a la renovada formación política. Que ésta se llame “anticapitalista” es parte de la estrategia mercadotécnica.
        
El sujeto contemporáneo, apático, crédulo y pasivo, impotente, ininteligente e irresponsable, se siente fascinado al hallar en televisión, esto es, en el corazón mismo del sistema, una opción política “radical”. La operación publicitaria explota el fondo hedonista de aquél, a quien se le dice que basta ponerse ante la pantalla para escuchar alegatos “contra el sistema”, y que basta meter un papel en una urna para “cambiar el sistema”. Todo muy fácil, asequible y cómodo, como es siempre el acto de consumir.
        
Pero la libertad de conciencia es un gran bien que resulta del esfuerzo personal y colectivo, no del horrido universo de la publicidad comercial-política.

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Esta entrada tiene 9 comentarios

  1. Anónimo

    votar es colaborar con el sistema
    los progres piden votar "contra" como si eso fuese solución

  2. Anónimo

    Muy bueno Félix.
    Desde mi punto de vista estos artículos de construcción de "lo nuevo" te hacen mucho más positivo que los de "lo pasado".
    Miguel Celades no llegaba a entender estos conceptos de la nueva estrategia de la política española en la entrevista. Gota a gota Félix. Lo estás haciendo extraordinariamente bien. Un abrazo.

  3. Anónimo

    Gota a gota no, algunos pretenden vaciar los océanos con cucharadas soperas.

    no votar es "Colaborar" con el sistema en la misma medida que votar. Si no votar fuera "antisistema" los abstencionistas estarían en la cárcel. El sistema ha fagocitado todo lo que escriba felix antes incluso de publicarlo e incluso de pensarlo. !De ilusión también se vive y en eso anda Felix, los anarquistas, los votantes, los no votantes!!!Un entretenimiento como el futbol, los toros, esto de los blog para lectores y escritores!!!Pero el océano sigue en su sitio a pesar de las cucharaditas que pretenden achicar el naufragio del planeta !!Que bonita es ilusión, que infantil felicidad!!!La revolución integral que nos llenará de chuches la panza !!!En fin!!!!

  4. Anónimo

    Sería no votar para quizá,en un tiempo lejano,algún día poder hacer frente a esos que pueden llevarte a la carcel.Si no piensas en la liberación del sistema es que ya has sido incluido en él.Pero te voy a conceder algo que aunque no lo has escrito tiene relación con lo tratado,Lo que sí es ilusorío es que desde internet se puede conseguir algo parecido a una revolución.En internet todo lo que escribimos es algo que no queda,es un mar de palabras vacias que no llevan a nada.La lucha siempre ha sido real,con apoyos reales,con camaradería real.la que se puede tocar,pero esto está en proceso de disolución y esta sería la única forma de hacer frente al sistema.Éste lo sabe y por eso está haciendo hincapié en destruirla.Es decir,cuando un grupo(o una confluencia de varios)quiere tomar el poder en algún país,se reúnen,hacen acopio de fuerzas(humanas y materiales)debaten las estrategias(los líderes,por supuesto)y todo esto lo hacen en directo,pues ni siquiera un soldado,ni un mercenario estaría convencido de una causa por correo electrónico,y por supuesto,de esta manera no luchará por ella.

  5. Anónimo

    Creo que todos sabemos a quién se refiere Félix en los últimos párrafos y podemos pensar que la gente ha votado a determinado partido en un acto revolucionario de salón; más la triste realidad es que muy seguramente un porcentaje alto de estos votos son "de castigo" y las aguas volverán a su cauce en próximas citas electorales.

  6. Anónimo

    El resentimiento no es buen consejero.

  7. Anónimo

    Ya no hay tiempo para el resentimiento. Necesitamos ver lo positivo y construir sobre ello.

  8. Anónimo

    Personalmente,yo no tengo resentimiento,sólo hago referencia a una realidad.Del modo en que se están haciendo las cosas podríamos hablar de cómo nos dominan y cómo hacen con nosotros lo que quieren por los siglos de los siglos,Desde internet no se puede tener una lucha contra el poder.Es imposible de todo punto.Sólo se puede ser un individuo quejoso y lloriquear todo el día.Yo me desligo de este tipo de cosas.

  9. Anónimo

    Es más fácil que triunfe la yihad islámica a nivel mundial y nos toquen los cojones con lo de no comer cerdo y putear a las mujeres con velo (o mantilla en el corpus y los toros que es lo mismo) y muchas cosas más, que triunfe ninguna revolución integral, anarko, comunista, ni de ningún tipo. Como decía Felix de los fascistas de Franco, los musulmanes se lo creen más que los "revolucionarios" y se juegan la vida cada día. A mi me parecen fascistas, lo mismo que los capitalistas, basura misógina meapilas, pero que van a arrasar con el capitalismo occidental y con todos los ismos occidentales de aquí a cien años, al tiempo. Esto solo lo paran unas cuantas bombas atómicas mal tiradas en sitios estratégicos del mundo, pero no evitaría el GRAN HERMANO, solo pasaría de islámico a neocatecúmeno o evangélico, pero gran hermano machista, racista y fascista, como ahora pero sin máscara.

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