Tenemos aquí otro engendro que numerosos paniaguados de profesión escritores, premios Nobel de literatura elevan a «la gran obra maestra de la literatura japonesa de todos los tiempos y una de las primeras novelas de la historia».
Estamos ante una gemela de Las mil y una noches, pero empeorada en muchos aspectos. Es una muestra de la misoginia, desprecio del cuerpo humano y del trabajo manual, enmascarado en una frivolidad artística que es común a las sociedades «en pleno esplendor» (triunfo absoluto de la jerarquía): «Escrita por una mujer del refinado Japón imperial de la segunda mitad del siglo 10, la novela es una obra magna fascinante, a la altura de las obras de Tolstói, Cervantes, Balzac o Proust».