El imperialismo chino-ruso reta geoestratégicamente a Europa en el Sahel

Mientras haya Estados habrá guerras, pues son estructuras de dominación sobre los pueblos que, al mismo tiempo, pelean entre sí por más poder, por más población a la que explotar fiscalmente y reclutar militarmente, más territorios y más recursos. Así es desde que fueron creadas las primeras instituciones estatales hace unos 10.000 años. Por eso los “patriotas” estatistas son militarismo puro, torvos personajes que desean derramar sangre humana sin tasa.

El imperialismo contemporáneo es la expresión más perversa de la acometividad de los entes estatales, que se da cuando los Estado nación más poderosos agreden a otros pueblos y contienden entre sí. China-Rusia es hoy el bloque imperialista ascendente, el que va ganando en la pugna global por la dominación mundial, mientras que EEUU-EU-OTAN es el imperialismo declinante y perdedor. Ahora aquél esta lanzado a una penetración acelerada en África, a la vez económica, tecnológica, financiera, ideológica, mediática y militar. Y está logrando expulsar de cada vez más países africanos a sus rivales, a los yanquis y a los franceses, hasta ahora dominantes allí.

Se está quedando con los recursos económicos, especialmente con el petróleo, el uranio, los metales “raros”, el oro, los diamantes y otros efectos de significación estratégica[1], pero sobre todo con los recursos humanos de África, cuestión esta última decisiva, dada la crisis demográfica planetaria. Es en el Sahel[2] donde esta criminal pendencia y rebatiña está ahora alcanzando un grado más despiadado.

El neocolonialismo europeo y estadounidense se está retirando de esos países, en lo económico y en lo militar, al ser expulsado, siendo sustituido por los chinos, que se encargan de la penetración “pacifica”, económica, con sus enormes medios tecnológicos y financieros, y por Rusia, que tiene allí desplazada a la patibularia unidad militar Wagner, su África Korps.

Los actores sobre el terreno son: 1) los despóticos, liberticidas y represivos entes estatales de los países del Sahel; 2) las bandas yihadistas de los fascistas musulmanes, al servicio político del imperialismo de Arabia Saudí, y, por tanto, de EEUU; 3) las empresas y tropas que aún permanecen del imperialismo occidental; 4) el cuerpo militar de agresión rusa, Wagner; 5) las grandes empresas capitalistas trasnacionales y neocoloniales de China; 6) las gentes del Sahel.

Todas ellos agreden, explotan y dañan a los pueblos del Sahel, que aspiran a la soberanía política, cultural y económica. Estos tienen un enorme odio a los criminales musulmanes armados, y acusan a las tropas francesas (y secundariamente a las de USA) de favorecerlos y equiparlos, a la vez que, embusteramente, dicen combatirlos, acusación que también efectúan algunos gobiernos sahelianos. Eso es cierto, pues hace muchos decenios que el imperialismo occidental se sirve de los musulmanes para sus fines estratégicos, como carne de cañón, en diversos escenarios bélicos del planeta[3]. Por eso los mercenarios rusos de la Wagner combaten a los yihadistas, lo que los está ganando el apoyo de amplios sectores populares, por el momento.

Al hacerlo, los rusos se van apropiando de las inmensas riquezas minerales de estos territorios, hasta el punto de que se dice que Rusia está financiando su guerra de agresión a Ucrania con el oro africano[4]. Pero esto es, con todo, secundario, al lado de lo fundamental, que el imperialismo ruso-chino está rodeando estratégicamente a Europa por el sur, para envolverlo en una tan ingeniosa como audaz operación de cerco, destinada a su estrangulación. Como parte de él, está apoderándose, como se ha dicho, de minerales decisivos para la industria militar europea, así como para la elaboración de productos básicos de alta tecnología y para la obtención de energía, el uranio, sobre todo.

Empero, ello tampoco es lo más decisivo. Como consecuencia de las guerras, varios millones de personas del Sahel han sido expulsadas de sus tierras, estando amontonados en campamentos de refugiados, donde malviven de la ayuda humanitaria internacional. Estos recursos humanos son determinantes en un tiempo de penuria mundial creciente de población, de modo que quien se los apropie y los incorpore a su aparato de guerra estará en muy buenas condiciones para vencer en la Tercera Guerra Mundial.

También en esto los rusos son pioneros, pues han empezado a reclutar a combatientes africanos. Para una Europa sin apenas recursos humanos alistables, ni cuantitativos ni cualitativos, tal masa enorme de desplazados y refugiados es absolutamente vital, trascendental[5].

La derrotista deriva actual no puede mantenerse indefinidamente, pues la completa expulsión del neocolonialismo occidental en el Sahel-África sería decisiva para su derrota planetaria. Por eso, desde noviembre de 2024 están corriendo rumores de que la OTAN está estudiando la situación en el Sahel, a fin de programar una cercana intervención múltiple, sobre todo militar. Ahí tendrá que estar España, que ya tiene pequeños contingentes de soldados en varios de esos países, como auxiliares de las tropas francesas.

Ello llevará, muy probablemente, a llamar pronto a filas a la juventud masculina y también la femenina, para que se incorpore obligatoriamente al ejército español. Eso ya lo están haciendo varios países europeos, Dinamarca, Polonia, etc., y otros han anunciado que lo efectuarán muy pronto, Alemania en primer lugar. El politiquero e inmoral silencio del gobierno de izquierdas en España al respecto hace temer lo peor[6]

Un certero contraataque estratégico dirigido contra el militarismo ruso ha sido reavivar la casi apagada guerra de Siria, lo que obliga al Kremlin a combatir en tres escenarios, Ucrania, el Sahel y Siria, lo que excede sus capacidades económicas y demográficas, a pesar de los aportes de China, Irán y Corea del Norte. Ciertamente, EEUU, Inglaterra y la UE han obrado con astucia al relanzar la guerra en Sira, pues Rusia tiene que defender a toda costa las dos bases militares que posee en dicho país.

Con todo ello el mundo da un paso más, de notable significación, hacia el abismo terrible de una nueva guerra mundial.

La línea de actuación revolucionaria y antibelicista puede ser la que sigue. Denunciar a todas las potencias imperialistas en pugna, a todas, llamando a los pueblos del mundo a oponerse principalmente al imperialismo de su propio país, al rearme y a incorporarse al ejército. Señalar acusadoramente a los entes estatales como los agentes del belicismo en curso. Hacer planes para frustrar la incorporación a los ejércitos de los jóvenes europeos, ellas y ellos, por tanto, de los jóvenes sometidos al Estado español. Evidenciar la hipocresía y naturaleza belicista de facto de “pacifistas” y “antimilitaristas”[7]. Considerar que el escenario por venir es al mismo tiempo apocalíptico y esperanzador, pues en él van a madurar las condiciones para una situación revolucionaria, para un despertar, grandioso y magnífico, de los pueblos europeos. Persistir en el planteamiento básico de que o la revolución impide la guerra o la guerra alienta la revolución. Respaldar fraternalmente la acción de los pueblos del Sahel contra todos los imperialismos, todos los explotadores y todos los bandidos políticos y religiosos que los saquean, atormentan y matan, para que la revolución avance en este territorio africano en sintonía con el ascenso de la revolución europea.

Esta es la línea y el programa de la RI (Revolución Integral). Adhiérete a ella, vente con nosotros para declarar y hacer juntos la guerra a la guerra.

Nota. Un análisis detallado de estos asuntos se encuentra en mi libro, muy recientemente publicado, “Manual para una revolución integral comunal”, dos tomos.

[1] Se equivocan quienes creen que pueden seguir llevando en Europa una vida de cerdos, desprovista de toda moralidad y valores trascendentes, sin pelear con las armas en la mano contra las potencias rivales. Ahora, aquéllos, los cerdificados, o luchan o se quedarán sin nada. Pero envilecidos por la antiética del placer no sirven para eso ni para nada. Son penosas criaturas nadificadas, condenadas a ser exterminadas, a perecer en el gran caos y cataclismo por venir.

[2] El Sahel, en tanto que área geográfica, contiene diez Estados, Mali, Burkina Faso, Chad, Mauritania, Níger, Sudán, Eritrea, Camerún, Nigeria y Etiopía.

[3] Esto es una de las causas de la simpatía de los poderes políticos, mediáticos y económicos europeos por el islam, al que perciben como su guardia pretoriana planetaria. De ahí los privilegios de todo tipo que otorgan a los musulmanes venidos/traídos a Europa, con los que desean forman una nutrida tropa paramilitar al servicio de la contrarrevolución en el interior y del imperialismo occidental en el exterior.

[4] Los rusos están valiéndose a gran escala de la horrible tradición del trabajo forzado que domina en África para sobreexplotar sus recursos mineros. Esto los está enfrentado con la población local, de modo que más pronto que tarde tendrán choques graves con ella. Lo mismo en el caso de los arrogantes imperialistas comunistas-capitalistas chinos. Unos y otros se dirigen hacia un sinfín de conflictos con los pueblos de África.

[5] Ello explica el proyecto de reforma del Reglamento de la Ley de Extranjería española, que regularizará más de un millón de emigrantes, ampliando al mismo tiempo el sistema de reagrupamiento familiar, autorizando la traída de hijos hasta los 26 años, edad óptima para ser incorporados al ejército. Lo mismo significa el mimo asombroso con que son tratados los menas, a cuerpo de rey, literalmente. A cuatro familiares por inmigrante regularizado, unos 4 millones de personas vendrán suplementariamente a nuestro país, culminando el poco tiempo el proceso de sustitución étnica en marcha, lo que realizará en lo principal el programa del genocidio europeo diseñado por la Unión Europea, los Estados y el grancapitalismo. Al mismo tiempo, eso será la militarización plena y total de Europa, con España interviniendo masivamente en el teatro de guerra africano. Allí va a ser enviada a matar y a morir la no muy numerosa ni demasiado saludable juventud masculina y femenina de nuestro país…

[6] La causa primera de dicho silencio es la naturaleza obsesivamente feminista del gobierno actual. Las mujeres de nacionalidad española entre los 18 y 51 años tendrán que unirse obligatoriamente al ejército e ir al campo de batalla, conforme a las normas de la OTAN y del Eurocuerpo (estructura militar privativa de la UE), y según dicta la infame ideología de género, lo que pondrá en absoluta evidencia la naturaleza terrorífica del feminismo y de quienes lo promueven y financian. Esto será bien negativo para los partidos de izquierda y feministas, en particular para Podemos, PSOE, Sumar, Bildu, ERC, BNG y otros, por lo que no se atreven ni a tratar el tema, muertos de miedo. El tiempo de la verdad experiencial ha llegado y quienes han vivido tantos años del engaño y la mentira ahora se van a ver al descubierto. En Alemania el feminismo está a la cabeza del más agresivo militarismo, patriotería germánica y pro imperialismo, para convertir a las mujeres alemanas y europeas en general en carne de cañón para loor y gloria del neocolonialismo europeo.

[7] Estos aseveran oponerse al rearme y a la guerra, pero no a la causa del rearme y de las guerras, lo que hace de sus asertos mera demagogia engañadora. La causa es los Estados, también el gran capitalismo, y el remedio es la revolución integral, que se propone liquidar a los Estados. Como quienes se dicen pacifistas y antimilitaristas son contrarios a la revolución mantienen y alientan en la práctica aquello que de palabra afirman oponerse, la militarización para la Tercera Guerra Mundial.