La filosofía moral no es una disciplina de moda. En su repudio y mofa coincide el izquierdismo, dedicado a la mejora de lo instituido, el mundo académico que, cansinamente, ofrece una caricatura de aquélla, los campeones mediáticos de la sociedad de consumo y el pútrido universo del «arte contemporáneo» y del entretenimiento dirigido. Pero la transformación revolucionaria del actual orden y del ahora existente ser humano -si es que aún se puede usar tal calificativo- demanda recuperar y, sobre todo, reformular y recrear el saber, basado en la experiencia, sobre el qué y el por qué de los comportamientos colectivos e individuales que alcanzan, o deberían alcanzar, la categoría de hábitos, de normas, dado que tal es la moral. Como se ha dicho, la sociedad actual exhibe orgullosa su amoralidad, especialmente los segmentos bien adoctrinados en la ideología del progresismo, hoy la neo-religión mayoritaria, y en la de la modernidad más desenfadada. Todo ello, lejos de ser positivo como creen algunos, muestra el grado de desintegración que ha alcanzado ya la convivencia y la sociabilidad, el nivel asombroso de degradación, psíquica y física, que padece el individuo y, sobre todo, hasta qué punto, nunca antes alcanzado, el Estado maneja omnímodamente la actual formación social pues, como apunta Kant, entre lo ético y lo jurídico, esto es, lo estatal, existe una relación inversamente proporcional.
Crítica de la noción de felicidad y repudio del hedonismo
Etiquetas: Autoconstrucción
- Categoría de la entrada:Artículos y vídeos / Estrategia
- Publicación de la entrada:05/08/2013