Cortometraje «Arte»

Comentario al cortometraje “ARTE”, de Martí Lucas Feliu.

Con grata sorpresa he visto el cortometraje titulado «Arte», del amigo Martí Lucas Feliu. No considerándome un «experto» ni «especialista» en esta materia, si me atrevería a opinar respecto de aquellos aspectos que entiendo son destacables. Veamos:

Empezando por los aspectos técnicos, el trabajo es impecable, en absoluto parece la obra de un aficionado», lo cual es doblemente grato pues pone en evidencia que la calidad no está reñida con la «no profesionalidad», sin duda Martí Feliú conoce muy bien este oficio. Dirección, realización, sonido, interpretación, muy buenos. Estamos tan acostumbrados a lo mediocre del «Arte de Estado», como arma de agresión ideológica descarada e impune, que muestras como la presente constituyen una ráfaga de aire fresco para nuestras mentes y abre una puerta de esperanza para el futuro trabajo artístico.

En cuanto a los contenidos, es desde luego lo más relevante. Se trata de una representación «desde el sentido común» de lo absurdo del arte contemporáneo. Consigue transmitir la idea de estupidez, especulación, esnobismo, instrumentalización por el Estado, con algunos toques de feminismo reaccionario contenidos en el denominado «arte contemporáneo». Los personajes están logrados: particularmente el idiota «experto en arte» que presenta la exposición, imagen lograda del clásico «enterado» pseudointelectual, verborreico y demagógico. En cuanto al protagonista, es la representación del «hombre común», por tanto sensato y con principios de lógica racional. Su mujer es el prototipo de snob, no entiende nada, pero eso sí, desea aparentar que está «a la última» en aquello de ser moderna; por tanto, se representa tonta, acomplejada, manipuladora y feminista burguesa, que desprecia el aspecto «sensato» de su pareja. Los niños malcriados e insensibles con el sufrimiento del padre, son lo que se espera de una previsible educación clasista y progre, luego vienen los polis, el juez, la testigo, todos, en general están muy bien caracterizados, con unas dosis de caricaturización que responde a los modelos típicos, pero muy bien representados y adecuados a la acción que se expone.

Constituye pues esta película un ejemplo de que desde el propio arte se puede hacer frente a la instrumentalización ideológica del Estado y sus servidores, con sus productos de intoxicación tan potentes como el «arte», dentro del cual, la pintura y escultura se presentan como las guindas del vanguardismo, como bien se refleja en este cortometraje. Sencillamente nos toman por idiotas, pues cuanto más «moderno», «vanguardista» e «intelectual», sea le producto, más abstracto y sin sentido es la forma de la representación de las ideas-nada, lo único que nos puede ofrecer hoy el decadente Estado y su coro de esbirros servidores artísticos

Félix R. Mora