Texto realizado para la manifestación en apoyo a Podemos del 31 de Enero
“Sé sensato y aprende a dudar”
Sexto Empírico
“Los pueblos que pierden su libertad durante mucho tiempo acaban por no experimentar la necesidad de utilizarla”
Gastón Leval
De nuevo, con grandes altavoces mediáticos se nos llama al voto. Pero este año, como en otras ocasiones ha ocurrido en el actual orden constituido, un gran porcentaje de la gente votará ilusionada, esperanzada por un futuro cambio que nos devuelva a una situación precedente.
Examinemos todo lo que esto lleva aparejado. Por motivos de espacio se darán pequeñas pinceladas y resúmenes.
En primer lugar, es la antigua y presente clase media, la que una vez que su modo de vida moderno parece decaer, se alza con la papeleta en la mano porque este estilo de vivir se ha visto alterado. Es decir prima el interés como guía, antes que la moral, la ética, la libertad, el bien o demás valores humanos superiores. Es por ello que la preocupación en lo ajeno brilla por su ausencia queriendo volver a un sistema radicalmente injusto y tiránico. Así, triunfan las ideas del cortoplacismo, del mal menor, del bienestarismo, del simplismo, del aprecio por lo cómodo, del individualismo, valores todos ellos característicos de las masas rendidas al Estado y al Capitalismo. Una Revolución, entendida ésta como proceso de cambio radical (de la raíz) del mundo que acabe con el Estado y el Capital y cree una sociedad donde la libertad sea uno de los objetivos fundamentales, sólo puede darse desde el desinterés y en beneficio de la ética y el bien común.
Vamos a ir poniendo nombre a las cosas. Podemos, con Pablo Iglesias a la cabeza, es hoy el adalid de la socialdemocracia española y de las masas desilusionadas de la clase media “empobrecida”, compitiendo (de momento) con el PSOE por la hegemonía. Su modelo político (la socialdemocracia) busca un ser no-humano al que las instituciones le hagan todo y piensen por él en todo. Esta es la parte “bonita” del asunto ya que para entender verdaderamente el ideario socialdemócrata deberíamos de estudiarlo en todas sus vertientes, para empezar en sus raíces. Eduard Bernstein, uno de los principales teóricos de la socialdemocracia, escribió en su libro Las premisas del socialismo y la misión de la socialdemocracia que “no existe ninguna razón en considerar la adquisición de colonias como algo de antemano reprobable”, y poco más adelante, “se puede conceder a los salvajes sólo un derecho limitado sobre el suelo habitado por ellos. En caso extremo, es la cultura más avanzada la que tiene el mayor derecho”. Expresión franca de lo que verdaderamente significa la socialdemocracia, cuyo fundamento económico reside en la explotación y en el expolio de territorios externos (y propios), hoy en mayor medida debido a la mundialización.
Pero desarrollemos la parte “bonita” de la socialdemocracia, la parte social, basada como se ha dicho en la injusticia más descarada. Se nos vende, en especial desde la izquierda, la idea fascista de que el “Estado somos todos”. Mussolini escribiría, en “Espíritu de la revolución fascista”: “En la doctrina fascista, el pueblo es el Estado y el Estado es el pueblo”. Pensamiento hoy fundamental de Podemos. No es de extrañar por tanto que aquél fuera uno de los primeros desarrolladores del Estado de Bienestar, así como el Canciller Bismarck en Alemania. Estos personajes de la historia moderna, entendían el Estado de Bienestar como arma fundamental para doblegar y acabar con el ser humano y sus valores, en un contexto donde el movimiento obrero era combativo, estaba autoorganizado y luchaba por la autogestión. Aquí en la península es Francisco Franco con su Ley de Bases Reguladoras de la Seguridad Social en 1963 (Ley 193/1963) el encargado de llevar a cabo la fundación del Estado de Bienestar como hoy lo conocemos. Ambos estaban interesados en degradar al sujeto común a la categoría de subhumano incapaz de hacer nada por sí mismo y recibiéndolo todo de las instituciones estatales, fusionar el Estado con el pueblo para hacer sentir a éste parte de aquél, además de generar unos beneficios propios (del Estado y el Capital) infinitamente mayores que en épocas anteriores. Así las cosas, el Estado (y no el pueblo autoorganizado) es el encargado de otorgar determinados “derechos” y servicios a los ciudadanos que lo componen. De nuevo, por motivos de espacio, no se desarrollarán particularmente estos “derechos”, pero se debe enfatizar que estos derechos se financian a través de la expropiación forzosa del fisco (sin conciencia, la fuerza no es requerida y prima la zanahoria sobre el palo, pero éste permanece siempre expectante). También, por ejemplo, se debe señalar la educación estatal como una imposición antes que un derecho, como establece la Constitución actual en su artículo 27.4.
Suele ser común en la dictadura actual que las gentes ocupen su tiempo hablando de bobadas y sandeces en vez de preocuparse de lo verdaderamente importante. Es lo que en gran medida hace Podemos, hablar de tres o cuatro supuestos derechos y “olvidar” lo cardinal, como son: la pérdida de calidad y valores humanos, miedo a la libertad, la soledad como norma en las urbes, desaparición de las relaciones sociales basadas en la ayuda mutua, el amor, la amistad (¿en extinción?) pasando a ser relaciones basadas en el consumo y el interés propio, todo lo que provoca un ser humano aislado y disminuido en alto grado apto para ser dominado de la mejor manera posible, crisis ecológica nunca antes conocida (a principios de 2015 ya hemos soltado a la atmósfera la cantidad de gases que tendríamos que haber soltado en todo el año.
Además de esto, en la península contamos con un déficit ecológico de 3,2, lo que quiere decir que necesitaríamos tres Españas para mantener este estilo de vida consumista-productivista, depredador, irresponsable, y “civilizado”), desaparición de la cultura entendida como creación y gusto por el saber, destinada hoy a ser un producto mercantil más y estudiada casi únicamente para conseguir fines económico-académicos, siendo esta última (cultura académica) además, por no autónoma y popular, propaganda ideológica acorde con los intereses del orden establecido, seres completamente dependientes de las instituciones, visibilizándose (aún más) lo catastrófico del asunto cuando estas instituciones decaen, “fallan” o reflejan su verdadero y propio interés, permanencia del trabajo asalariado como sistema de trabajo esclavo generador de sujetos obedientes, sumisos, decaídos…, alcoholización en masa de los jóvenes y no tan jóvenes, teniendo esta actividad como principal modo de “ocio”, lo que crea una juventud anti-combativa incapaz de emprender con ardor guerrero el batallar que supone la Revolución, o combate contra lo injusto con vistas a la creación de una sociedad cualitativamente superior, dados a un modo de vida placentero, degradante, simplista e insignificante, sin metas ni valores superiores (fuera del disfrute hedonista y/o la acumulación de dinero)…
Podemos, con su jerarca Pablo Iglesias a la cabeza, se presenta como una fuerza alternativa a lo dominante y como mínimo, como un progreso sobre lo hoy estatuido. Quienes esto sostienen olvidan que: a) Cuando verdaderamente el orden constitucional establecido (que no se reduce a dos gaviotas en una bandera azul como algunos piensan) se siente amenazado (como no en pocas ocasiones ha sucedido) saca el Ejército a las calles para defenderlo, como establece el art. 8.1 de la Constitución. b) La televisión, como arma de manipulación fundamental transmite lo que interesa que oigan las masas pasivas.
¿Has escuchado alguna vez a alguien que hable de organizar una vida sin Estado y sin Capitalismo? Este medio ha sido una de las principales vías de inyección de este “fenómeno”, con resultados gratificantes. Así, se ha lanzado como un anuncio de colonia repetida y descaradamente a este personaje, no precisamente por razones de audiencia, sino por razón de Estado. c) Reformar es perfeccionar lo establecido. Esa es la misión de Podemos. Las intervenciones políticas llevadas a cabo cada cierto tiempo según intereses son fundamentales para el perfeccionamiento del status quo, y por tanto, para la consiguiente decadencia de las clases populares, haciendo creerlas que se conseguirán cambios y mejoras suculentas (ya de por sí nefastas), y perfeccionando cada vez en mayor medida la fusión Estado-pueblo (hoy prácticamente finalizada). En la Transición se necesitó de una operación de parecido calibre (más compleja en aquel tiempo por disponer el pueblo de mayor conciencia social) donde el elegido fue Felipe González con el PSOE. Éste, en un momento dado se vio en la necesidad de atraer a parte de la masa radicalizada del momento y decía luchar por la “autogestión” e incluso por la “abolición del Estado”, como bien documenta J.A. Andrade Blanco en su libro sobre el tema. Hoy desde Podemos ni siquiera eso se realiza por tener enfrente a unas masas ya socialdemocratizadas. Aún así, el PSOE necesitó de la guerra sucia, del asesinato, del encarcelamiento… y pasó a convertirse en la fuerza política capitalista por excelencia, muy por encima de la derecha. El horizonte hodierno se descubre oscuro. d) Podemos es el partido Pro-sistema por excelencia hoy en día. Son defensores acérrimos del pilar fundamental del Estado, el Ejército, incentivarán el consumo para reactivar (aún más) el capitalismo y adaptarlo a las condiciones venideras, defienden todos los servicios estatales de una manera a-crítica pasmosa, defienden el sistema de tiranía parlamentario y partitocrático actual como democrático (aunque reformable, esto es, perfeccionable), defienden el sistema de trabajo asalariado y lo tienen como libre, con la única pega de que la cuantía de éste debiera de ser superior, etc. e) Los caminos fáciles no llevan lejos. En una situación que se presenta alarmante en los siguientes decenios, el cortoplacismo y el simplismo triunfan (echar una papeleta y esperar sentados sin esfuerzo ni dolor), lo que no puede llevar más que al desastre. f) Mientras buena parte de la población pusilánime actual se centra en lo inmediato, las elites orquestan intervenciones políticas de lavado de cara como la de Podemos.
Sin ser victimista como lo es Podemos por interés electoral (que al asumir responsabilidades todas son para la “casta”, ninguna para la “pobre gente, engañada y estafada”), se ha de considerar a las personas mayores de edad, por tanto, responsables de sus actos, ayer y hoy.