Cuatro años ya, “tempus fugit”… Fue aquélla una primavera bellísima, de gran intensidad pasional. Fue la estación del idealismo, la esperanza, la voluntad de servir, la convivencia afectuosa, la superación de los sexismos, la épica cívica, la entrega desinteresada, el atreverse a desafiar, las emociones profundas, los torrentes de elocuencia, los espacios urbanos liberados… Días de poesía en actos, fogosidad vibrante, afección purísima e insurgencia audaz.
Quienes lo vivimos recordaremos siempre el maravilloso estado anímico colectivo que se creó al desmoronarse las barreras interpersonales, al fusionarse decenas de miles de personas en un propósito común y unas ilusiones compartidas, al fundir el yo con el nosotros, al encontrar al otro como sujeto cooperativo y fraterno, una vez demolida la cárcel del yo en que nos encierra el ego. Porque el movimiento 15-M fue, antes que cualquier otra cosa, una colosal manifestación de convivencia y cordialidad, una vasta explosión de apasionamiento y amor[1].
Luego llegaron los días tristes y malos, con la lenta pero inexorable desintegración del movimiento, lo que ya era bien visible en su primer aniversario. Entonces comenzó la labor de los carroñeros, aquéllos que siempre rondan toda obra de creación popular para arruinarla y devorar sus restos, con fines electorales. Lo que ha sobrevivido no es mucho aunque sí meritorio y loable. Por eso envío un abrazo a quienes siguen manteniendo en alto, contra viento y marea, la bandera del 15-M.
¿Qué hemos aprendido con y del Movimiento 15-M? Se señalarán ocho defectos y se hará una reflexión final.
La transformación de la sociedad es una tarea bien difícil, muy larga, extraordinariamente ardua. En ella los simplismos, la inmediatez y los caminos fáciles de nada sirven. Se requiere todo el tiempo de una vida y varias vidas (varias generaciones) para efectuarla. Demanda una cosmovisión, una estrategia a largo plazo, un proyecto, un ideario y un programa. La ilusión de lo fácil nos degrada y hace no-libres.
Las masas en la calle no son decisivas. Están hoy movilizadas (¿con qué metas?) para mañana volver a casa a sentarse ante las pantallas. La clave está en lo cualitativo, no en lo cuantitativo. Las minorías son las que efectúan lo básico de la preparación de las revoluciones, mientras que las masas sólo entran en escena después, cuando han dejado de ser masas para constituirse como pueblo/pueblos. Las minorías transformadores han de ser conscientes de sí y auto-constituirse como tales.
El 15-M feneció por la enorme debilidad del factor consciente en su seno, por la ausencia de ideas bien fundamentadas e ideales sólidamente argumentados. Las asambleas, una y otra vez, mostraban esa trágica penuria argumental. Sin corregir este fallo no hay revoluciones posibles porque la espontaneidad es sólo una parte, necesaria pero del todo insuficiente. Sin ideas e ideales, sin verdad y pasión, no hay revolución.
La escasa calidad de la persona en la sociedad actual, la de los seres nada, fue otra de sus grandes lacras. Sin sujeto renovado no hay regeneración social, lo que demanda poner en marcha un proceso de autotransformación personal paralelo con la modificación de la sociedad. No, no somos sólo víctimas sino, al mismo tiempo, co-autores y co-responsables del mal social, de la dominación y el capitalismo. El victimismo nos aniquila psíquicamente y la ausencia de virtud personal nos hace impotentes, sin libertad.
El 15-M no fue una experiencia “social” más, un asunto “divertido” que se vive desde la frivolidad. Pero lo cierto es que en él hubo mucha puerilidad e irresponsabilidad, mucha voluntad de tomarlo como un juego entre otros, divertido por un tiempo y luego olvidado para ocuparse del siguiente entretenimiento. Sin seriedad, compromiso, espíritu de sacrificio y responsabilidad no es posible ninguna empresa significativa, mucho menos sublime.
Ideas e ideales son lo fundamental mientras que las luchas reivindicativas han de quedar como actividad de segundo orden. Lo que la sociedad demanda es un proyecto de regeneración y metamorfosis social/personal completo, integral, quedando las pequeñas reformas como cuestión periférica. Cuando el 15-M, empujado por los socialdemócratas en él infiltrados, se concentró en demandas reivindicativas comenzó su decadencia y desintegración. Su finalidad objetiva era la revolución total, no fruslerías demagógicamente infladas[2].
Las asambleas no son un quehacer fácil, pues requieren de unas determinadas precondiciones estructurales, un aprendizaje concienzudo y una elevada calidad del sujeto. Algo similar puede decirse de la oratoria, inseparable de ellas. En el 15-M se simplificó y frivolizó en demasía con la cuestión de la asamblea, lo que ha llevado a cierto descrédito de ésta, que ahora hay que superar penetrando en su análisis y ejecución. No, una asamblea no es cualquier agregación de personas sino una comunidad humana que se fusiona espiritualmente para pensar y actuar en común.
En el 15-M faltó silencio y sobró estruendo. Faltó recogimiento y reflexión personal mientras que hubo un exceso de gregarismo e irresponsabilidad individual. Sin silencio no hay pensamiento fecundo, que es tarea de cada persona. Ésta no puede disolverse en lo colectivo, quedando obligada siempre a ser ella misma, pensar con su propia cabeza y obrar por convicción interior. La despersonalización del individuo es un mal de hoy, que el 15-M no supo tratar ni contrarrestar.
La conclusión es doble. El 15-M en lo subjetivo y, en parte, por su naturaleza objetiva, fue un movimiento tendencialmente revolucionario finalmente frustrado. Al no lograr llegar a ser plenamente revolucionario, por los desaciertos enumerados, se hizo inviable y entró en consunción. Su desembocadura lógica hoy es el movimiento plural e inorganizado en pro de una revolución social-personal integral, que recientemente ha realizado con éxito su primer Encuentro. Éste es quien ahora recoge lo mejor y más positivo del Movimiento 15-M.
La tarea individual a recomendar a quienes vivieron en la primera línea aquellos apasionados y magníficos días hace cuatro años, que son ya parte de lo mejor de nuestra historia, es que hagan un balance, que reflexionen sobre lo sucedido, desde los orígenes del Movimiento hasta su situación actual. Recogerse y aislarse para pensar en ello durante un tiempo es una necesaria tarea, para renovar la sociedad y, sobre todo, renovarse.
Habrá otras oportunidades, vendrán otros grandes movimientos de convulsión de la sociedad. Mirando hacia adelante debemos estar preparados para que la próxima vez estemos a la altura de la fuerza y la furia desencadenada por las contradicciones sociales.
Sólo la revolución es futuro.
[1]En oposición a los hiper-críticos, que van a todas partes a vituperar y demoler, aunque no hacen eso mismo con su propio nihilismo, falta de afecto y destructividad, he procurado resaltar los aspectos positivos del 15-M, no porque ignore los negativos sino porque el análisis dialéctico invita a aprehender la contradicción y las contradicciones en la esencia misma de cada realidad concreta. Así aparece en el libro de autoría colectiva “Pensar el 15-M y otros textos”, obra en la que tuve el honor de colaborar y que casi cuatro años después se mantiene viva y orientativa.
[2]La “lucha” contra los desahucios fue uno de los mayores errores estratégicos, de naturaleza liquidacionista, del 15-M, pues se hizo de eso casi lo más importante cuando es una cuestión secundaria. De ahí surgieron personalidades como Ada Colau, estatólatra devota del Estado policial, loado por ella con frases del tipo “la policía está para defender los derechos de todos. Les apoyaré”. Colau forma parte del bloque de los nuevos reaccionarios, la neo-casta corrupta, inculta, mentirosa, españolista, siempre en venta y represiva, impulsada por los poderes fácticos a la escena política en el último año. Por cierto, ¿cuántos desahucios ha evitado ella y su grupo? El asunto es un simple trampolín desvergonzadamente usado para hacer carrera política, convertirse en burguesía de Estado y ganar dinero, mucho dinero.
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Buenas tardes, Felix:
Estoy completamente de acuerdo con el párrafo final: “HABRA OTRAS OPORTUNIDADES, vendrán otros grandes movimientos de convulsión de la sociedad. Mirando hacia adelante DEBEMOS ESTAR PREPARADOS para que la próxima vez estemos a la altura de la fuerza y la furia desencadenada por las contradicciones sociales.”
En cuanto a los defectos señalados del 15M, y la conclusión que extraes, estoy de acuerdo con algunas afirmaciones y en desacuerdo –profundo en algún caso– con otras. No las señalo ahora porque quisiera primero aclararme acerca de este párrafo: "Su desembocadura LÓGICA HOY es el movimiento plural e inorganizado en pro de una revolución social-personal integral, que
recientemente ha realizado con éxito su primer Encuentro. ÉSTE ES QUIEN AHORA RECOGE lo mejor y más positivo del Movimiento 15-M.”
Me parece una afirmación demasiado tajante. Y, pese a mi simpatía emocional e intelectual por la revolución integral en general y ese encuentro en particular, la considero discutible y, así enunciada, carente de apoyo empírico u otro. Si lo tiene, me gustaría conocerlo. Y si no es tan tajante como yo la 'leo' te agradecería que la matizaras un poco.
Baldomero Rodríguez
Hola. Creo que una parte del análisis que se le escapa a todo el mundo es lo siguiente. Para lo que verdaderamente ha valido el 15M es para que el PP ganase las elecciones. Porque el voto se ha radicalizado y así se ha dividido, mientras el votante del PP ha seguido fiel. Si, todos hemos aprendido muchísimo. Y eso mismo lo decía una periodista de la COPE, que tengo entendido que es de opus. Y ¿Que hace esta señora diciendo esa verdad? Pues la dice porque es lo que quiere opus y el PP, que todos sigamos aprendiendo y radicalizandonos mientras ellos se frotan las manos.
Pues si, pido el voto para el PSOE. Pues si, soy de la opinión del mal menor. Y creo que igual que otras cosas actuar en según que circunstancia puede ser bueno. En este caso ese voto. Porque, como comentaba antes, dejando el voto para el PP estaremos mas lejos de reunirnos en las plazas, ya tenemos la ley mordaza, y cada vez pasos mas lejos.
Pedir el voto al PSOE siendo el partido que más ha gobernado España, la madre que te parió