La empresa del oligarca capitalista y neofascista Mark Zuckerberg, con un volumen de negocios anual de 86.000 millones de dólares, se niega a admitir el vídeo de mi acto público “Estimulación erótica y fertilidad natural. No a la reproducción asistida”. Alega desacuerdo radical con sus contenidos… lo que me place muchísimo.
Miles de personas y colectivos son censurados cada día en todo el planeta por el nuevo sátrapa de la manipulación de las conciencias, por el gran preboste ultramillonario y canalla de internet, que dice a la gente qué puede ver y qué no, qué puede pensar y qué no, qué puede decir y qué no. La libertad de conciencia y la libertad de expresión no significan nada para él…
Para mi es un orgullo personal saber que ese inmundo grancapitalista considera mis intervenciones públicas como “inapropiadas”, como algo que no está dispuesto a difundir porque le parecen “subversivas”… Y lo son, pues mi criterio es acabar con el capitalismo, expropiando a los oligarcas como él, meras marionetas del ejército imperialista de EEUU y de la OTAN, para crear una economía comunal en la cual los medios de producción y de difusión sean propiedad de las clases populares. Ciertamente, esa basura manipulativa y adoctrinadora, incompatible con la libertad de expresión, la libertad de conciencia y las demás libertades individuales que es Facebook sólo puede ser expropiada para ser cerrada, con el fin de crear otro sistema de comunicación y transmisión libre de las ideas, que opere de abajo a arriba, de manera descentralizada, local, responsable, abierta, veraz y popular.
Así las cosas, me dirijo a la opinión pública con las siguientes proposiciones.
Uno. Facebook debe publicar sus criterios censores de manera argumentada, para que sepamos como opera la censura capitalista propia del siglo XXI.
Dos. Facebook tiene que dar a conocer quienes componen su equipo de censores, con nombres y apellidos, para saber a quienes tenemos que llevar ante los tribunales populares, en su día, con la imputación de fascismo contumaz procapitalista y atentado contra las prerrogativas naturales de los seres humanos. Si no lo hace, lo averiguaremos por nuestra cuenta, y a esa chusma inquisitorial nada la librará de la cárcel. Nada.
Tres. Hay que pasar a denunciar a los sátrapas de los medios de comunicación, mostrado lo que son, unos totalitarios multimillonarios, que trabajan para el ejército USA y para la OTAN, para el gran capitalismo y para el desalmado mundo de los grandes negocios. Yo he sido ya censurado por YouTube, Amazon y ahora por Zuckerberg y su tropa… lo que significa que voy por buen camino.
Cuatro. Frente la ingenuidad de ciertos tontitos, tan reaccionarios que nada tienen que temer de Facebook, hemos de afirmar la necesidad de crear sistemas de comunicación de las ideas que sean autónomos de las grandes empresas capitalistas del ramo. Avanzamos hacia una crisis colosal del actual sistema, ya muy senil y disfuncional, en la que los factores de insurgencia, e incluso de revolución popular integral, van a ser cada vez más potentes, y para vivirlos con eficacia, en pos de una gran revolución comunal anticapitalista, necesitamos de procedimientos de difusión y comunicación que sean independientes, semiclandestinos, seguros y libres. Los iremos construyendo, sin duda.
Los viejos fascismos cayeron, los nuevos fascismos hipercapitalistas caerán también.
En Castilla, 11 de julio de 2022