Cómo vivir de lo local en libertad, sin capitalismo ni estructuras de Estado.
Unos vecinos y vecinas de Usurbil, Gipuzkoa, me hicieron llegar el documento “Usurbil proiektua elikaldura subiranotasuna lortzeko”, 29 páginas, en euskera y castellano, para que comentase sus contenidos. Lo hago aquí. Ciertamente, mis opiniones conciernen, en lo principal, también a cualquier otra localidad o barrio de Euskal Herria, de la península Ibérica y de Europa occidental.
El “ser autosuficientes” en los recursos económicos básicos, como propone “Usurbil proiektua”, es una meta loable, muy buena, produciendo bienes en el propio término municipal en primer lugar para abastecer a los que en él viven. Tal es la soberanía económica del municipio, y de todo un país, sin la cual no puede haber soberanía política ni soberanía cultural ni soberanía lingüística, ni, por tanto, la independencia del pueblo vasco.
Para ello se necesita romper con el sistema económico del capitalismo pasándose a otra forma de producción, la de la economía comunal. Esta contiene, para este caso, cuatro niveles económicos: 1) el familiar y vecinal, 2) el local o municipal, 3) el comarcal, 4) el de todo el pueblo nación vasco. Además, hay un quinto, el europeo.
Una persona necesita 0,75 hectáreas de tierra para satisfacer sus necesidades básicas, de manera que los 6.500 habitantes de Usurbil requieren unas 4.875 hectáreas. Buena parte de ellas son propiedad de grandes empresas capitalistas y del Estado español, sobre todo como parcelas y fincas del ayuntamiento o la diputación de Gipuzkoa. Una fracción de la tierra puede ponerse en regadío y otra quedar en secano, una cultivarse y otra ser destinada a recolectar hierbas silvestres comestibles y medicinales, además de la necesaria porción dedicada a la ganadería, que origina estiércol, el abono por excelencia. Deben ponerse en cultivo tierras hoy abandonadas, descampados, eriales, solares, etc., respetando y fomentando el arbolado y el bosque, en particular aquél apropiado para la alimentación humana, robles y otros quercus productores de bellotas panificables, hayas, avellanos, abedules, tilos…
Eso es posible en el monte Irisasi (que probablemente sea comunal o quizá público-estatal, esto es, comunal apropiado fraudulentamente por el ayuntamiento o la diputación, asunto a poner en claro). En él quizá exista, o pueda existir, caza mayor, como aparece en el jabalí bajo el roble del escudo de Usurbil, además de caza menor (el topónimo Usurbil hace referencia a palomas). Sería injustificable olvidar la riqueza piscícola del rio Oria, no en vano Aguinaga, famoso por sus angulas, es barrio de Usurbil. Hay en la zona alguna tradición de abajas y colmenas, para la miel y la cera.
Es necesario dar un paso más en el análisis, el del vestido, a fin de lograr la autosuficiencia, o mejor dicho, un grado elevado de ella. Parece que ciertas áreas bajas y húmedas de esta población serían buenas para el cultivo del lino, y la parte montuosa del término municipal para ovejas, que proporcionarían lana. Con lino y lana se tiene resuelto el problema del vestuario. Las segundas, además, suministran cuero, para el calzado. El vacuno en extensivo, semi estabulado, completaría el paquete de abastecimientos en este ámbito. Todo ello procurará, asimismo, más estiércol.
No es posible olvidar a la cabra, que el documento citado nombra en varias ocasiones. Su leche es muy buena, mejor que la de vaca, y cada familia podrá tener unas cuantas, que serán llevadas a pastar en rebaño comunal, las de cada barrio juntas, encargándose cada día una familia (uno o dos de sus miembros), por turno. Los rebaños serían por cada barrio de Usurbil, en total unas 400 cabras en cada hato.
Tampoco se debe olvidar a la sidra, por tanto, a la manzana. Y con ello a la fiesta y la diversión, pues la fiesta popular autoconstruida es básica en una sociedad comunal, para fomentar la convivencia, alegrar el espíritu, favorecer el erotismo e incrementar la natalidad. Hay que impulsar la fiesta popular vasca por participación, organizada por el vecindario, fundamentada en la convivencialidad y la alegría de la gente que comparte una misma lengua y cultura, así como el espíritu vecinal de amistad y mutua ayuda.
La vida humana necesita herramientas, utensilios, máquinas sencillas de construir y de utilizar, en suma, tecnología popular. Usurbil conoció antaño una importante artesanía comunal del hierro, por el sistema de vasco de barquines y con energía hidráulica, que se puede recuperar para elaborar hierro y acero de calidad a pequeña escala, destinado al ámbito local y comarcal. En los ríos del municipio es factible producir energía eléctrica para el autoconsumo, por medio de dinamos o turbinas, método mucho mejor que el de las placas solares, que tienen que importarse de China, país imperialista agresor, mientras que las turbinas pueden fabricarse en el mismo Usurbil, a partir del hierro local, y de otros minerales o chatarras. Para ello, los antiguos molinos harineros y similares son de interesante ubicación, a fin de situar en sus proximidades las turbinas.
Esto nos lleva al asunto de la industria en su totalidad. Necesitamos de la industria, eso está claro, pero no de la industria capitalista, super especializada, elaboradora sobre todo de productos de dominación y de equipo militar, explotadora, despilfarradora, sustentada en el trabajo asalariado (neo-esclavo) contaminante y en inglés, sino de la industria popular comunal[1]. Los talleres artesanales pueden producir de casi todo sin necesidad de grandes equipos industriales, basados mucho más en la habilidad de la persona y en su amor al trabajo libre y comunitario que en las inversiones colosalistas propias del gran capitalismo. El modelo de trabajo libre, individual, familiar y colectivo, a tomar como referencia, es el del auzolan, que debe ser generalizado a toda la actividad productiva[2].
En las factorías y talleres comunales pueden fabricarse, además de máquinas productivas de variada naturaleza, algunos automóviles y camiones para el servicio público local y comarcal, de mucha mejor calidad que los en circulación, electrodomésticos, equipo informático e incluso semiconductores primarios, así como las máquinas que los utilizan. Para ello hay que recuperar la noción de “manufactura”, de trabajo manual bien hecho por medio de la mano, siendo el ser humano la principal “herramienta” o “máquina”. En el transporte, la recuperación de la tracción animal y de la bicicleta, ambas a gran escala, es primordial.
En un futuro de libertad, soberanía y comunalidad la vuelta a los oficios antiguos, aunque con el añadido de ciertos saberes y alguna tecnología del siglo XXI, va a ser necesaria en algunos casos, dada la inefectividad productiva creciente del sistema capitalista, ya en su fase decadente y senil. También va a serlo por el periodo de escasez y racionamiento que irá originado la guerra mundial EEUU/China/Unión Europea/Rusia, a la que el Estado español se ha incorporado[3].
El sector de los servicios tiene que estar constituido sobre todo por múltiples relaciones y redes de afecto y solidaridad, mucho más que por instituciones, corporaciones y edificios, por medicinas químicas y tratamientos caros, que dañan más que curan. Lo principal en este ramo es la crianza, generalizando la institución vasca de la atsolorra, de tal manera que los bebés sean hijos de los padres y madres y, al mismo tiempo, de toda la comunidad vecinal, que se implica amorosamente en su cuidado y crianza. La gente mayor tiene que pasar sus días postreros allí donde ha vivido, entre sus familiares y vecinos, no es esos campos de exterminio que son las “residencias de la tercera edad”. La sanidad debe resultar de la medicina popular vasca, no de la medicina alopática o institucional ni de las “terapias alternativas” confeccionadas en EEUU. La escuela ha de ser comunal, dirigida y organizada desde la asamblea vecinal, desde el batzarre, siendo la educación media y superior una actividad vinculada a la realidad y a la práctica, sustentada en el principio de la sabiduría popular experiencial y la cultura popular autoconstruida, en tanto que cultura vasca y cultura europea.
El espacio municipal, empero, no alcanza para ser autosuficiente, hay que pensar en términos de la comarca, en este caso Buruntzaldea, pues ésta ofrece un marco mucho más amplio y poderoso para la actividad económica exitosa. No todo lo que se necesita en un pueblo, Usurbil en este caso, puede producirse en él, hay bienes que tiene que ser producidos en el ámbito comarcal, mucho más dilatado, apto para establecer una cierta división de tareas y especialización. Diría que la familia natural, formada por la familia nuclear más la familia extensa más los vecinos, puede satisfacer el 30% de las necesidades básicas, la producción municipal otro 30% y la comarcal el 20%, quedando un resto que ha de provenir desde el territorio todo de Euskal Herria, con un componente de fuera del país, para bienes particularmente singulares.
El sistema económico local-comarcal descrito va a ser pronto imprescindible para afrontar la enorme desdicha de la guerra mundial, del conflicto entre las superpotencias, con España implicada en el colosal rearme y la gran guerra en curso. Una economía militarizada, hiper estatizada, entrega inmensas cantidades de productos, bienes y alimentos de toda naturaleza al ejército, a la vez que incrementa los impuestos, sube los precios y retira del trabajo a mucha mano de obra, al forzarla a hacerse soldados, de modo que se origina penuria y escasez. Por ello, la gente de a pie debe poner en producción todos los recursos locales, con procedimientos como los arriba descritos. Ese es un remedio contra las carencias que van a venir a partir del rearme español y de la UE.
Frente a la obsesión del capitalismo con la técnica hay que defender la centralidad del ser humano en el proceso productivo. De su valía y calidad depende lo más importante, quedando la tecnología como recurso auxiliar. Así pues, considerar al sujeto, a la persona, es más importante que ocuparse de la tecnología. Lo determinante es la construcción y autoconstrucción del individuo, el desarrollo consciente de sus atributos y facultades, la sociabilidad, la capacidad de amar, la inteligencia, la voluntad de bien, la virtud cívica, el sentido moral, la fortaleza, el esfuerzo desinteresado y la valentía. Es necesario cultivar y promover en el interior de cada cual estas cualidades por convicción personal.
¿Cuáles son las precondiciones de lo expuesto?
Una, obvia, es apoderarse -sin indemnización- de la tierra, las fábricas y los otros recursos productivos del gran capitalismo presentes en Usurbil, así como los bienes del Estado español y de sus cipayos institucionales en Euskal Herria, a la vez que se respeta escrupulosamente a la pequeña y mediana empresa, además de a toda posesión familiar o individual. Con tales bienes hay que hacer dos partes, una para conseguir que todas las unidades familiares tengan una propiedad equivalente, la otra para constituir el sector comunal, o de batzarre, propiamente dicho de la economía del municipio.
Una segunda precondición es constituir la red de asambleas soberanas que han de componer el batzarre de Usurbil, una por barrio, designando cada una de ellas un número prefijado de portavoces que, reunidos y sesionando, formarán la cabeza del batzarre del pueblo, conforme a los criterios de mandato imperativo, designación anual, no especialización y ausencia de remuneración. Aquél, como sucede en las poblaciones medias y grandes, será de dos niveles, barrial y de toda la población. Debido a que la libertad para hacerlo es negada por la legislación estatal española y por su aparato represivo, tal operación requiere de un conflicto, de un enfrentamiento, de una lucha. Ello equivale a establecer el régimen de la democracia directa vasca en Usurbil, de tan enorme tradición e historia en Euskal Herria.
Ahora bien, la base del régimen de democracia directa, o sociedad de la libertad, no es la asamblea sino el individuo, la persona. De su calidad, construida y autoconstruida, depende todo. La asamblea es sólo el procedimiento como se organizan los individuos para autogobernarse, no el fundamento. La democracia directa no es un sistema institucional sino personalista, de manera que en él el individuo es más decisivo que las instituciones, aunque éstas sean necesarias[4].
Una tercera precondición es la emisión de legislación propia, de tipo consuetudinario vasco, esto es, derecho pirenaico. Considerando que el fundamento de todo derecho es la coerción, la fuerza para hacerlo cumplir, sancionando a los infractores, resulta ineludible constituir la organización para la autodefensa popular del vecindario, a partir del batzarre.
La cuarta circunstancia resulta de que el individuo actual no suele poseer el “espíritu de comunalidad” necesario para establecer una sociedad comunal, usando la expresión de Felipe Esquiroz, estudioso navarro del comunal. Está disminuido y encanallado por sus condiciones de existencia, por la aculturación, la amoralidad y la deseducación que padece, impuestas desde el poder constituido, así que debe ir realizando una revolución interior, que le proporcione conciencia moral, sentido del deber, voluntad de servicio y virtud cívica, además de virtud personal.
Hay que tener en cuenta que la sociedad comunal es una sociedad moral, en la cual la calidad ética de la persona resulta ser imprescindible. La revolución comunal es, por su propia naturaleza, también una revolución espiritual en el individuo, que tiene lugar en su interior, y en todo el cuerpo social. Sin revolución personal no es posible la revolución comunal. Sin personas cuyas conductas estén sustentadas en valores morales trascendentes no hay sociedad comunal.
¿Cómo serían los primeros pasos a dar, aquí y ahora?
Una advertencia previa es que la militarización y guerra en curso lo van a cambiar casi todo. Estamos pasando en Europa de una etapa de paz y relativa prosperidad, de unos 70 años de duración, a otra de rearme, guerras/guerra, desintegración social, violencia, estatización, grancapitalismo feroz, pobreza general, movimientos tremendos de población, etc. Esto es inquietante, sí, pero al mismo tiempo contiene la esperanza de un gran cambio positivo, social e individual, de una regeneración integral. Vivir este tormentoso tiempo nuevo en su positividad, sin ocultar su negatividad, es decisivo. Por tanto, hay que mirar el futuro con ojos serenos y con esperanza, no con temor. En cualquier caso, las cosas son como son, el capitalismo lleva a guerras cada cierto tiempo, y ahora ha llegado el momento de una gran guerra planetaria. Pero como se dijo cuando la I guerra mundial (1914-1918), y demostraron los hechos, las guerras traen revoluciones.
Tales primeros pasos se concretan en 17 puntos[5]:
- Constituir en Usurbil una agrupación o colectivo pro-batzarre[6], que se dé a conocer con una declaración de objetivos y un programa de acción, que vaya disputando espacios de poder al ayuntamiento, paso a paso. Esto es, más poder real para el pro-batzarre, cada día, y menos para el ayuntamiento.
- Boicotear las elecciones municipales y a los demás niveles. Avanzar hacia la liquidación del régimen partitocrático español para establecer un orden de democracia directa vasca sustentada en el batzarre.
- Establecer un catálogo de tierras cultivables en Usurbil y ponerse a la tarea de cultivarlas comunalmente y en auzolan, ocupándolas si son propiedad grancapitalista o municipal, y solicitando permiso y llegando a acuerdos si son de gente de las clases populares. Indagar qué queda de comunal en Usurbil, para reapropiarlo.
- Organizar la producción comunal de bienes industriales cuanto antes, aunque sea a escala muy pequeña o meramente simbólica. Dar los primeros pasos en ir creando y utilizando tecnología popular.
- Relanzar la atsolorra como régimen de cuidados colectivos de los bebés. Esta se debe extender a la gente mayor, enfermos graves, etc., hasta que todo Usurbil sea una gran red de ayuda de unos a otros.
- Fijar un programa moral de carácter cívico y social, que contenga los valores y principios apropiados para orientar y regular desde la libertad el comportamiento individual, dotando a éste de sentido.
- El colectivo pro-batzarre tiene que producir legislación, esto es, normas que deben ser cumplidas y respetadas, con las sanciones correspondientes para las infracciones, en oposición a la normativa jurídica del Estado español y de la UE. Paralelamente, aquél debe ir incorporando secciones sucesivas de vecinos y vecinas, organizados en régimen de autodefensa, para robustecerse.
- Como equipo de trabajo derivado del ente político y social pro-batzarre hay que establecer un colectivo que se encargue de denunciar y resistir todo lo relacionado con la guerra mundial en ascenso, reclutamiento, impuestos, pobreza, racionamiento, represión, etc. Su meta es que ningún vecino o vecina de Usurbil sea reclutado por el ejército español y que nade pase necesidad por el aumento enardecido de los gastos militares.
- La oposición al rearme y a la guerra mundial debe realizarse a la vez en el plano comarcal, de manera que la comarca toda se una y organice contra el rearme y la guerra. Hay que preparar redes de ocultamiento de las-los llamados a filas, etc. Tiene que hacer lo mismo toda Gipuzkoa, y la totalidad de Euskal Herria.
- El esfuerzo productivo en Usurbil ha de ser promovido desde la cosmovisión del auzolan. Ésta ha de comprenderse y desarrollarse para aplicarse en las condiciones actuales. Un equipo de trabajo derivado del ente pro-batzarre debe encargarse de ello.
- El pro-batzarre debe elaborar un plan para el abastecimiento integral de Usurbil, sometiendo a control a las grandes superficies de la población que, más pronto que tarde, comenzarán a desabastecerse y a subir los precios, impulsando sobre todo la producción local de alimentos, a la vez que exhorta a la población a movilizarse contra el hambre y la indigencia.
- Es imprescindible atender a la demografia y la natalidad, pues la situación al respecto en Usurbil es preocupante[7]. Las medidas apropiadas pueden ser: relanzar la familia, ayudar comunalmente a las madres, reformular las nociones de amor, erotismo y deseo sexual conforme a las condiciones del presente e instaurar la atsolorra.
- Repensar las fiestas populares en Usurbil, depurándolas de placerismo y hedonismo, de borracheras y drogas, para que reafirmen su naturaleza de acontecimientos convivenciales, llenos de alegría, cooperación, hermandad, diversión, júbilo y positividad. Eliminar las injerencias del ayuntamiento en las fiestas, y repudiar a la industria del entretenimiento, a las empresas capitalistas organizadoras de eventos lúdicos.
- Preparar un informe sobre las relaciones de vecindad en Usurbil, para alcanzar un programa dirigido a su mejora radical, teniendo en cuenta los tres espacios habitados, los caseríos, las casas tradicionales de los diversos núcleos urbanos de las barriadas y las viviendas en bloques de pisos[8].
- El organismo pro-batzarre tiene que ocuparse, asimismo, de reformular la cultura popular vasca en Usurbil, desarrollándola y actualizándola, para que no se quede en mero folklore, haciendo de ella un sistema integral de fundamentos, principios y valores, acorde con la realidad del siglo XXI, capaces de dirigir y ordenar las vidas de sus vecinos.
- Constituir el pro-batzarre comarcal, con portavoces de todos los pueblos y barrios de la comarca, Buruntzaldea. Esta es una tarea de primera importancia. Avanzar desde ahí a un organismo similar para Gipuzkoa, como camino hacia otro referido a toda Euskal Herria.
- Las mujeres, que tan importante función han tenido en la historiade Usurbil y de toda Vasconia, deben estar en la primera fila, no sólo porque ahora tienen que resistirse a ser obligadas a incorporarse al ejército español para ir al campo de batalla, sino porque son imprescindibles para efectuar todas las actuaciones revolucionarias a realizar.
Hay más prácticas y medidas, pero para comenzar con éstas basta. La advertencia es que no vivimos en una sociedad libre sino en un régimen de dictadura política, el propio del Estado español, así que la ausencia de libertades va a ser una constante a superar y sortear en todo lo que se haga.
Como integrante de la Comunidad RI (Revolución Integral) he expuesto en este documento los contenidos de su ideario y programa revolucionario[9].
Mi agradecimiento a los vecinos de Usurbil que han tenido la atención de enviarme el Proiektua y animarme a hacer un comentario, el presente.
Félix Rodrigo Mora
abril 2025
esfyserv@gmail.com
[1] Casi todos los estudiosos institucionales del comunal lo presentar como exclusivamente agrícola, silvícola y ganadero, lo cual no es verdad ni ha sido nunca verdad. El comunal del pasado, hasta mediados del siglo XX, incluía la mayor parte de la industria artesanal y de los servicios públicos de entonces. Los principios, fundamentos y valores de la economía comunal son universales y válidos para todas las ramas de la producción, incluida la industria contemporánea. En mi “Manual para una revolución integral comunal” expongo en detalle dichos principios. Se trata de sustituir las normas maléficas del capitalismo por las normas benéficas de la economía comunal.
[2] De lectura, meditación y aplicación obligada es el libro “Auzolanaren Kultura”, Jasone Mitxeltorena.
[3] Una recopilación principalmente audiovisual de oficios antiguos, tradicionales y artesanales, desechados por la modernidad, es la realizada por Eugenio Monesma. Empero, el enfoque etnográfico de su obra se sustenta en la convicción implícita de que tales saberes ya no tienen sentido ni utilidad, siendo simplemente elementos de museo, dado que el sistema grancapitalista es, supuestamente, incomparablemente superior, estable, progresivo y autogenerado. Cuando, como se observa en el presente, éste se traba en sus contradicciones internas, pierde efectividad paso a paso y lleva a la humanidad a una guerra planetaria, tales oficios se perciben de otro modo. Algunos de ellos, reelaborados, probablemente tengan futuro, por sí mismos y como elementos de inspiración. Unir tradición con revolución es una idea razonable, ahora más que nunca…
[4] Remito y envío al lector o lectora, para este tema, al volumen I, libro II, de “Manual para una revolución integral comunal”.
[5] Este asunto lo trato en el volumen I, apartado 9, de mi “Manual para una revolución popular integral”, con el título de “El periodo de transición desde el actual orden a la Sociedad de la Libertad”.
[6] El pro-batzarre, o pro-concejo abierto, es un organismo provisional con soberanía popular parcial y limitada, que va a existir desde que una porción de los vecinos toma conciencia de la necesidad de un gobierno por asambleas en su localidad hasta que éste se hace realidad. Porque el batzarre es por definición la asamblea de todas y todos, de manera que hoy, cuando eso no es posible, se establece el pro-batzarre. Éste desaparece cuando aquél se constituye, con la revolución comunal.
[7] La pirámide poblacional del municipio manifiesta un gran desplome de la natalidad en los últimos años, así como un pequeño número de mujeres en edad reproductiva (16-45 años), junto con una masa vecinal mayoritaria entre los 50 y 65 años, ya infértil. En vez de emigración, se necesita natalidad autóctona y nativa, vasca. Sin ella el pueblo vasco y el euskera tienen un futuro muy problemático. No hay que olvidar que la construcción de “la nación europea”, por las elites imperialistas de la UE (Unión Europea), esto es, del Estado nación europeo hegemonizado por Alemania, requiere la aniquilación (o, al menos, su debilitamiento cardinal) de todos los pueblos europeos, como etnias, como cultura y como lengua. Tal es el meollo del genocidio europeo en curso. Sobre esta materia me he atrevido a realizar un comunicado-llamamiento, “Jaiotze-data sustatu euskal herrian euskarak eta herri euskaldunak etorkizuna izan dezan”, en mi web, felixrodrigomora.org
[8] Un libro de utilidad en esto, a pesar de sus grandes carencias, es “La vecindad. Relaciones que engendra en el País Vasco”, Bonifacio de Echegaray, 1933.
[9] Sugiero se lea el documento programático de la comunidad RI, “Bases para una revolución integral”.