HACIA UNA ACTUACIÓN GLOBAL (2). Aportación

En una situación tan llena de oportunidades como la actual, ¿qué necesitamos? Sobre todo, persona que sean comunicadoras, organizadoras y activistas razonablemente competentes. En el movimiento de la RI (Revolución Integral), que hasta ahora ha sido apenas nada en lo asociativo, se suponía, implícitamente, que las gentes que iban llegando colaboraban conmigo, me ayudaban de un modo u otro, pero no asumían tareas por sí mismas de una manera organizada y autónoma. Sólo recientemente esa funesta suposición ha ido cambiando, lo que se ha manifestado en actuaciones diferenciadas, de gran interés, aunque todavía iniciales. Por eso, principalmente, los miles de personas que han estado y están en contacto con la RI no han encontrado (una parte de ellas) un espacio, unos procedimientos, unas tareas y una estructura asociativa en la que integrarse.

Ha faltado, y falta todavía, una exposición concentrada y sintética del ideario, los principios, el proyecto y el programa de la Revolución Integral, lo que obliga a quienes desean conocerlos a perderse en una maraña de libros, artículos, videos, etc. Eso va a ser remediado con dos documentos, uno grupal, el Manifiesto de la RI, breve, y otro personal, elaborado por mí, un pequeño libro, el Manual[1], que estarán disponible en un tiempo no excesivo.

Su estudio (digo estudio, que es más que una simple lectura) hará que cualquier persona pueda conocer, comprender y dominar lo esencial de nuestra formulaciones e ideas, lo que es valiosos por sí mismo y, sobre todo, para realizar las apropiadas tareas de comunicación, difusión, crítica y activismo[2].

La labor de difundir y comunicar es primordial, y no puede hacerla una sola persona. Se requiere que estén activos varios, o mejor, muchos centros de emisión de ideas, sean individuos o grupos, cada cual a su manera y todos unidos en lo esencial de los contenidos. Ganar la batalla de la comunicación y difusión es decisivo, porque comunicar en organizar, asociar, y lo que resulta de ello es poder contar con muchas más personas para las labores de propagar. De todo ello resultará una presencia social sólida y extensa en la base de la sociedad actual, lo que con la herramienta del activismo (que, en su momento, empuñaremos con la energía necesaria)[3] permitirá al ideario y programa RI tener una función regeneradora en la actual formación social, que es una sociedad muerta a todos los efectos, y que nosotros vamos a resucitar.

Pero, atención, se habla mucho de que estamos en “el ocaso de la revuelta”, debido a la densa y ominosa “paz social” existente, que hace muy poco fructuosa toda actividad transformadora[4]. Pero esto no va a ser eterno, tendrá un final, y cuando comience la era de la insurgencia hay que estar preparados para aprovecharla.

Un segundo elemento organizador y movilizador es la definición analítica de cada situación y cada momento político, económico, moral, del sujeto, internacional y social, así como los asuntos que destacan y que deben ser tratados, por medio de intervenciones en el seno de las clases populares. Hasta ahora nos hemos reducido a actuaciones parciales (y además no centrales, no decisivas), lo que debe cambiar en el futuro inmediato.

¿Cuál es el análisis de la situación que hoy debe fundamentar nuestra estrategia general? Está centrado en el asunto de la libertad, en todas sus manifestaciones, por tanto, en la lucha, empleando todos los procedimientos cohonestables con la moral natural, por una sociedad de la libertad. Ello desemboca en la constitución del individuo apto para la libertad, que es lo contrario del ser nada construido como tal, como ente nadificado, para que sea objeto pasivo ante todas las acciones liberticidas. Así pues, en torno a la libertad y a la conformación de un ser humano que lo sea realmente, estará lo esencial de nuestro quehacer, de nuestras intervenciones públicas.

Otras materias decisivas son las que siguen. El militarismo y los preparativos de guerra planetaria. La sobreexplotación, crisis económica y pobreza. El genocidio europeo, dirigido por la Unión Europea, y la Unión Europea en sí, como institución antieuropea. La cuestión del trabajo libre con rechazo del régimen salarial capitalista. La denuncia del gran capitalismo con un programa concreto para su aniquilación real[5]. La recusación del parlamentarismo como sistema totalitario antidemocrático, con defensa del régimen de democracia directa. El rechazo de la legislación actual, positiva, empezando por la Constitución vigente, en beneficio del derecho/derechos consuetudinario/s de los pueblos de Iberia. La defensa de lo humano frente al antihumanismo institucional, hoy devenido mero exterminacionismo. El repudio absoluto de toda participación en las instituciones y de cualquier vinculación con las terminales mediáticas y dinerarias del gran capitalismo trasnacional, así como de todos y cada uno de los bloques imperialistas[6]. La cuestión demográfica y la libertad erótica y amorosa. Los sistemas de adoctrinamiento, la intelectualidad mercenaria, el vil aparato mediático y la universidad. El secuestro de la juventud por el sistema educativo, para hacer de ella una masa de viejóvenes sumisos, a fin de lograr su conversión en fuerza revolucionaria. La regeneración y reconstrucción del ser humano, como autoconstrucción del yo por el yo. La emancipación de la mujer del Estado feminista y del feminismo neopatriarcal. La moralidad popular frente a la inmoralidad institucional, su edificación paso a paso. La afirmación, supervivencia y liberación de los pueblos oprimidos frente al Estado español. El asunto, decisivo, de la recuperación de las culturas populares, autorrealizadas y orales, de los pueblos peninsulares. La salud, personal y social, frente al sistema sanitario autoritario, liberticida y yatrogénico del Estado de bienestar. El comunal, como pasado y como futuro, además de como modelo de sociedad holística, del que aprender. La preservación del medio natural a través de la promoción del arbolado. Resistir y derrotar a la extrema derecha que está triunfando ahora en Europa.

En total, son 22 puntos, 23 con el más decisivo y estructurador, la libertad. Sobre ellos debe girar nuestra actividad. Estos asuntos, y quizá algunos más, serán tratados conforme a las circunstancias, a su oportunidad en cada momento. Con un designio de comunicación y formación, que marchará siempre unido, según se ha expuesto, a un propósito asociativo, ir incorporando gente nueva al movimiento RI.

Lo que cuenta en la acción transformadora es la corrección y pertinencia del programa. Si éste conecta con la realidad y responde satisfactoriamente a los problemas reales más profundos y acuciantes, tarde o temprano conseguirá la adhesión de un sector significativo, por cualitativo[7], de la gente popular.  Ello es un momento histórico, en el que el sistema de poder y el modelo de sociedad establecido se adentran en una crisis estructurar irremediable, consecuencia del agravamiento de sus propias contradicciones internas.

A mi entender, es de enorme importancia que los varios miles de personas que se han ido acercando al ideario y proyecto transformador, social-personal, que yo preconizo, en los últimos años, sepan que está habiendo un cambio sustancial en todo ello. Ahora el movimiento RI se está transformando en una fuerza social, cultural, personal y política a la que incorporarse, en el que integrarse, en la que actuar transformadoramente, al margen por completo del o institucional y lo capitalista, ciento por ciento alternativa, radical, fraternal, combatiente. Esto es, revolucionaria para las condiciones del siglo XXI en los países desarrollados de Occidente, provista de voluntad de lucha y de victoria.

(continuará)

[1] El titulo exacto de este es “Revolución Integral. Manual”.

[2] El resto de los documentos, escritos y audiovisuales, también debe ser estudiados, cómo no. Pero es diferente entrar en contacto con ellos para, simplemente, aprende y estar informado, que para dominar sus contenidos y poder transmitirlos. Comunicar y transmitir es vencer, si ello va unido a la tarea de asociar, de organizar. Y a la critica de otras corrientes y tendencias.

[3] Dado el enloquecimiento liberticida, criminal y genocida de las actuales élites mandantes españolas y europeas, de nada valen las simples palabras, si no van acompañadas de una enérgica, dura y persistente acción en la calle, que lleve el temor (eso sólo para empezar) a quienes nos dominan y avasallan. Hay una cierta mentalidad cooperacionista y buenista, supuesta “cívica”, que todo lo espera del “dialogo con las autoridades”, dialogo en el que nada se consigue, ni siquiera las reformas más insignificantes. Hoy la virtud cívica, querámoslo o no, para no naufragar en la nada, ha de adoptar la forma de combate. En primer lugar, de combate por la libertad y de combate por la supervivencia y continuidad de lo humano.

[4] Esta situación ha sido creada por la extrema izquierda procapitalista, que ascendió gracias a recibir un apoyo mediático y monetario inmenso, colosal, algo nunca visto, en los años 2013-1016, destinada, entre otras muchas malfetrías, a anular los movimientos populares, con el argumento de que todo se conseguiría en el parlamento y por medios legales. Pero tal desmovilización general y total está en entredicho ahora, debido a que dicha izquierda procapitalista se está haciendo irrelevante. Por eso también, es el momento de apoyar toda manifestación de protesta y rebelión.

[5] Esto va a llevar a fuertes pero muy formativas controversias con quienes, en la izquierda, sobre todo, utilizan frívolamente la expresión “anticapitalismo”, como autodefinición demagógica, engañadora, fullera. Demandarles que expliquen en qué consiste su supuesto rechazo del capitalismo y qué modelo de actividad productiva no-capitalista proponen para una futura sociedad de la libertad, es decisivo.

[6] Ahora se observa qué todas las fuerzas políticas, grandes y pequeñas, están tomando posiciones a favor de uno u otro bloque imperialista, en pugna ascendente entre sí. Unos son pro EEUU, favorables a la OTAN y a la UE, otros se inclinan hacia Rusia y, ¡horror!, hacia China. Nosotros estamos en contra de todos los bloques imperialistas, a la vez que estamos a favor de todos los pueblos a que ellos someten. Nuestro binomio ideológico es claro: pueblo/pueblos y revolución. Ello nos impide recibir fondos, dinero, de unos o de otros, lo que no les sucede a quienes están al lado del imperialismo ruso y, con ello, del imperialismo chino, el más aterrador en la hora presente, o quienes se sitúan a favor de EEUU, la UE y la OTAN. El que apoya a alguna forma de poder recibe dinero de ese poder, quien no apoya ninguna forma de poder no recibe nada de nadie con poder, de manera que está supeditado al respaldo popular. Tal es nuestro caso.

[7] Las sociedades las mueven minorías. Esta idea es muy desagradable, pero es así objetivamente. Un sistema de poder como el vigente, que tritura, aniquila y nadifica a la persona, hace imposible que “las grandes masas” se sumen a un proyecto revolucionario, al menos en el actual momento. Pero tales no son necesarias para lograr el cambio cualitativo social. Una minoría puede lograrlo, siempre que se dé una situación revolucionaria previamente establecida de manera objetiva. El grueso de la masa popular se irá incorporando paso a paso al proceso transformador.