Se incrementan por todo el país y por toda Europa los choques en la calle con los fascistas musulmanes, enviados (y traídos) aviesamente para “reconquistar” el continente europeo. Avanza, por tanto, a buen ritmo el despertar de las clases populares ante el proceso de islamización/fascistización de Europa, promovido por la UE, el gran capitalismo transnacional, los Estados de Europa (el español, sobre todo), el feminismo y la izquierda y extrema izquierda totalitarias, a sueldo, también, de las petromonarquías musulmanas.
Estos choques tienen que continuar e incrementarse, sobre la base de la autoorganización popular para la autodefensa, con equipos de acción clandestinos y patrullas de vigilancia e intervención. Hay que responder golpe por golpe, para que las calles sean un escenario prebélico en defensa de la libertad y de las libertades tanto como de la cultura popular europea, igual que lo han sido no hace mucho en Irlanda, Inglaterra, Alemania, Suecia, etc.
La gente común está observando la absoluta parcialidad de la prensa, la televisión, la radio y los “influencers” oficialistas hacia los musulmanes, por lo cual todo lo falsean y todo lo manipulan. El poder mediático se ha situado encendidamente en contra de la población nativa, víctima de la agresión del islam, y a favor de los matones y genocidas musulmanes. Lo mismo la izquierda y la extrema izquierda, cada día más en bancarrota, en buena media por su sostén al islam.
Un enfrentamiento total y global en toda Europa con el fascismo clerical musulmán es inevitable. Sólo es cuestión de tiempo. Puede darse de tres modos. Cuando los conquistadores islámicos se insurrecciones para imponer la sharía y el resto de su perverso programa. Cuando los pueblos europeos se levanten contra ellos, para derrotarlos definitivamente. Cuando los poderes estatales y capitalistas europeos se sirvan del islam como nuevo fascismo para aplastar con un baño de sangre la acción revolucionaria de los pueblos europeos. La tercera posibilidad es la más plausible.
Los desinformados perezosos y los buenistas honrados tienen que comprender que el problema está en el Corán, que impone de muchas maneras y en numerosas ocasiones la violencia, la intolerancia, el liberticio, el imperialismo y el odio. Aquél es incluso incompatible con la falsaria teorética europea sobre “los derechos humanos”, completamente incompatible, pero aun así se mantiene y promueve en Europa por los poderes tiránicos que dominan a los europeos, en lo que es un ejercicio de doblez e hipocresía que pone en evidencia a quienes lo efectúan. No hay que olvidar que las peores dictaduras políticas de todo el mundo hoy son las musulmanas, en primer lugar, Arabia de los Saud. Ante ello nada hacen los hipócritas y santurrones europeos partidarios de “la tolerancia” y “el respeto”.
Desde el poder del Estado, con sus servicios de contrainsurgencia, se ha ido fabricando una extrema derecha neonazi que asevera “oponerse” al islam, lo que es una mentira total. Porque fascistas y nazis han sido siempre entusiastas del islam, desde Hitler hasta Franco, pasando por Mussolini. El objetivo de esta intervención política es desacreditar a quienes luchan por la libertad y por la revolución popular contra el nuevo totalitarismo islámico. Es el pueblo quien tiene que realizar dicha lucha expulsando de sus filas a neonazis y neofascistas.
Conviene entender que el islam se está resintiendo ya del uso perverso que le dan los poderes estatales y empresariales capitalistas de Occidente, en alianza con los ulemas. Más de la cuarta parte de los musulmanes formales desea abandonar esta religión, y otro porcentaje aún mayor se está apartando de facto y sin más de las mezquitas y de los clérigos musulmanes, que son los peores enemigos de la libertad y los agentes primeros de la violencia en curso contra de los pueblos europeos. Dicha religión, que es sólo política de conquista y de matanzas disfrazada de religión, avanza hacia una crisis colosal, en Europa y en todo el mundo. Con ella se está cumpliendo el refrán de “ir por lana y volver trasquilado”.
Lo que se ha ido exponiendo y explicando críticamente sobre el islam, sobre sus invasiones imperialistas en el pasado y acerca de su presente, ha erosionado decisivamente al poder del clero musulmán, que ahora se encuentra a la defensiva en lo discursivo y propositivo, cada vez más incapaz de responder y más atrapado por nuevas argumentaciones y novedosos datos. Los defensores europeos del islam, los conocidos como islamofascistas, o fascistas de izquierda que loan el islam, padecen un declive notable, con menor actividad y moviéndose con mayor dificultad, al concitar sobre sí un rechazo ascendente. Contra ellos hay que dirigir el ataque principal.
La verdad, histórica y actual, está aniquilando al islam. La verdad desnuda, como mera objetividad fundamentada. Y con ella, como herramienta y a la vez arma, hay que seguir la tarea demoledora del fascismo del siglo XXI. Elaborar, difundir y defender dicha verdad, hacer que llegue a todas partes, es tarea de todos los europeos amantes de la libertad y la moralidad.
La intolerancia y agresividad de los musulmanes es tan descomunal que se dirige no sólo contra los nativos europeos, sino contra los otros emigrantes. Por eso hay que constituir un frente antiislam, en el que estén los europeos junto con los emigrantes iberoamericanos, de los países del este, los africanos animistas y de otras religiones, los chinos, etc. Todos son agredidos por la religión fascista y genocida y todos tienen que unirse, cuando llegue el momento del enfrentamiento decisivo, contra los agresores. La humanidad toda tiene un problema, que se llama islam, y toda ella debe agruparse contra él.
Los países del Magreb están constituidos por pueblos mediterráneos que han formado parte de la cultura occidental hasta que el imperialismo musulmán los conquistó a sangre y fuego, destruyendo sus culturas y casi todas sus lenguas. Ha llegado el momento de revertir esto, de liberar a esos pueblos de la tiranía del clero islámico. Fueron parte de Occidente y debe volver a serlo culturalmente.
Por ello hay que aproximarse a los emigrantes norteafricanos afincados en Europa para explicarles su verdadera historia y transmitirles los principios, fundamentos y valores de la parte positiva de la cultura occidental, que es la suya ancestral. En un momento en el cual asciende y se extiende la crisis global del islamismo, esta tarea es decisiva. Hay que diferenciar, por tanto, dentro de los musulmanes, entre la minoría fanática fascista y sanguinaria y la gran mayoría que ahora, en el presente, desea escapar a un destino que la ha sido impuesto hace siglos, el cual sólo ha creado sometimiento, pobreza, dolor, atraso, humillación e inmoralidad.
Los pueblos europeos vencerán. Todos los pueblos del planeta vencerán. El islam, el nuevo fascismo planetario, será vencido.
Pero, en definitiva, para vencer, la natalidad nativa europea tiene que ascender. Hay que tener más hijos, practicando el sexo natural reproductivo, al menos tres por mujer y si es posible cuatro. Sin un ascenso de la natalidad no es posible la victoria.