Mientras la masiva inmigración está alterando radicalmente la composición étnica de los pueblos europeos, ya no podemos reinvidicar nuestra identidad ni nuestra cultura sin ser tildados de racistas. Parece que seamos el único pueblo que no puede poseer identidad étnica, cultura propia ni un territorio para vivir en paz. El racismo antiblanco -o antieuropeo- está liderado por nuestras propias élites, las cuales intentan exterminarnos, y por ciertos grupos de inmigrantes racistas con el colaboracionismo de nuestras autoridades políticas obligadas a mantener la ficción del respeto a todas las razas. ¿Pero qué hay de la nuestra? ¿Qué hay de nuestra cultura? ¿Qué hay de nuestras lenguas? ¿Qué hay de nuestro pueblo?